By Jimin.—¿Hoy tampoco vienes a dormir?
—No. Han pasado algunas cosas y… tengo que encargarme de ellas.
—Ya.
—¿Te molesta?
—No. Es tu trabajo, no me importa.
—Por el tono de voz, yo diría que sí te importa.
—No pasa nada, me da igual, en serio.
—¿Seguro?
—No te he visto desde hace cinco días.
—Me llamas por teléfono ¿no?
—¿Y por qué se supone que tengo que conformarme con eso? Ni que estuvieras en Irak.
—¿Lo ves? Estás cabreado.
—No estoy cabreado.
—Sí lo estás.
—¿Sabes una cosa? Voy a colgar.
—Pues vale. Te llamaré cuando estés más tranquilo.
—En lugar de llamarme ven a por mí.
—…No puedo hacer eso.
—Eres un mentiroso.
—Jimin, en serio, no puedo.
—¿Sabes qué es lo que me cabrea? No que no puedas venir a casa, si no que me mientas sobre el por qué.
—No te estoy mintiendo.
—No, me ocultas cosas, que es diferente ¿verdad?
—Mira, te llamo luego ¿vale? Cuando estés más calmado.
—¡Llámame cuando estés dispuesto a contarme que te han metido un puto tiro y llevas veinticuatro horas en observación, gilipollas! – colgué y cerré el móvil con demasiado entusiasmo.
—¿Sabes? Eso ha sido cruel. – dijo Taehyung, a mi espalda, encajando la llave en la cerradura que daba a la habitación de los expedientes médicos.
—Sí. Esto de ser un Encadenado me encanta. – vacilé. Taehyung abrió la puerta y ambos nos colamos en el espacio oscuro sin llamar demasiado la atención. Entrecerré la puerta y me concentré en vigilar a través de ella mientras el Príncipe abría los cajones y rebuscaba entre las cientos de carpetas perfectamente archivadas por orden alfabético.
—¿Quién te ha contado lo del tiro y que estaba en observación? – me preguntó.
—Ricky, ya sabes.
—¿Cómo no? De todas formas no has mostrado mucho interés por el tema. – Preferí no mencionar el nuevo arañazo que me recorría la piel desde el muslo hasta la rodilla.
—Me da igual. Si quiere matarse que lo haga. Ya me enteraré de su muerte por terceras personas, como siempre.
—Eres realmente frío, Jimin. Sí, desde luego cada vez te pareces más a tu hermano. A este paso acabarás siendo tú el líder.
—Seguro que lo hago mucho mejor que él. Oye, ¿por qué no vigilas tú y yo busco? Eres un poco lento. – Taehyung me hizo ver una mueca sarcástica.
—¿Es que no has oído hablar del secreto profesional?
—¿No debería ser yo quien te preguntara eso a ti? Tú eres el aspirante a médico.
—¿Viene alguien? – solo pasaban enfermeros por el pasillo y todos pasaban de largo. Un niño revoltoso correteaba por allí, con su madre detrás pidiéndole silencio y moderación.