No podía salir, no podía hacer compras tampoco visitar a sus amigos o ir a la universidad, estaba encerrado; cada segundo se hundía más en su desesperación, las únicas salidas que hizo en la tarde fue al balcón y a la terraza de su edificio, había vuelto al hábito de fumar porque la ansiedad lo carcomía y necesitaba algo que fuera una especie de anestesia, Johnatan pensaba en lo arruinada que estaría su vida si las cosas no salían bien, no podría seguir con su carrera porque lo despedirían y no sería fácil conseguir un trabajo, todos los pensamientos negativos entraban a su cerebro como un tsunami.
El chico estaba en la terraza cuando sintió alguien que se aclaraba la garganta a sus espaldas, él se dio vuelta encontrándose con su hermano.
-¿Alguna solución?-Preguntó Johnatan-Es seguro que no podré recuperarme, ella tiene fotografías mías entregando drogas y no podré volver a ser el mismo, no me aceptarán en ningún lado, esta vez sí que caí bajo pero jamás pensé que estaría en este lugar.
-Deja de tirarte abajo...al parecer Claire fue la única testigo de la muerte de Molly pero al parecer miente porque era una fiesta ¿Cómo es que puede haber solo dos personas en una fiesta?-Preguntó James acariciando su cabello con nerviosismo.
-A lo mejor hicieron una fiesta de dos.
-No lo creo.
Johnatan caminó por la terraza tratando de pensar pero en su mente solo estaban las voces diciéndole que esta vez sería arruinado de por vida, el chico volvió al interior del edificio con su hermano mayor siguiéndolo, James seguía hablando sobre el caso que sería llevado a juicio mientras que el menor seguía pensando en maneras de apagar su cerebro, tenía un par de cervezas en la heladera pero el muchacho lo detendría como siempre, se sentía dañado a pesar de que Camelia le dijo que todo estaría bien, comenzaba a dudar en las personas que estaban para él.
Más tarde en la noche James ya había dejado a su hermano, él solo quería recibir visitas para no tener que apagar sus sentimientos con vicios y en la puerta de su edificio estaba la persona que más amaba en el mundo, la castaña estaba con una caja de pizza en sus manos.
-Traje tu favorita-Dijo Camelia atando su pelo en una cola de caballo.
-Te necesito-Murmuró Johnatan observando los pantalones cortos y blancos de la castaña.
-¿Qué sucede?
-A veces siento que necesito ahogarme en el alcohol y despertar destrozado para no tener que sentir esta desesperación, me dices que todo va a estar bien pero a veces no te creo, quiero creerte pero tengo estas voces que me dicen que todo se irá al carajo.
-Ven, vamos adentro pero comeremos pizza para que te alimentes y te haré un té porque no tienes que preocuparte, yo ya estoy aquí-Dijo Camelia caminando al interior.
Johnatan se pasó la noche hablando con la castaña, cuando se hizo la medianoche ambos fueron a la cama, durmieron juntos y cuando ya era la madrugada, Camelia recibió un mensaje extraño de Gisela diciendo que la necesitaba, últimamente muchos la necesitaban ese día, el pelirrojo se despertó con la cama vacía, sin señal de la chica de las pecas en su rostro.
El chico con un permiso salió de su casa para visitar a su abogado que era su padre o lo que consideraba su padre, en la sesión que tuvieron hablaron de cómo se manejarían durante el juicio también sobre su desinterés en la vida actual, Johnatan trataba de concentrarse en el momento pero le era difícil.
-¿Tienes alguna idea de lo que la señorita Woodward tiene en tu contra?-Preguntó el señor Harris con una sonrisa miedosa.
-Bueno, ella tiene fotos mías entregando drogas-Dijo él casualmente.
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Hundimiento
Novela JuvenilJohnatan Harris siempre se mostró como el chico despreocupado, divertido, siempre positivo pero eso solo es la superficie, en un largo viaje para encontrar autoestima y superar los obstáculos que le imponen las voces en su cabeza Johnatan trata de a...