Armario

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Draco Malfoy fue uno de los pocos mortífagos que salió librado después de que Voldemort cayera y Harry Potter ganará.

Después de eso, no volvió a pisar Hogwarts por razones bastantes obvias. Decidió ir a vivir a Francia juntó con su madre, Narcissa Malfoy.

Lamentablemente la única forma de la cual pudieron librarse de Azkaban es que donarán más de la mitad de su fortuna para reparar los daños hechos por la guerra, y por consecuente tendrían que trabajar para poder seguir viviendo relativamente bien.

Una vez llegando a Francia, Draco se dispuso a buscar trabajo, pues no iba a dejar que su madre trabajará.

Mentiría si dijera que fue sencillo conseguir trabajo, Draco no sabía hacer nada, y al no haber terminado Hogwarts no podría tener un trabajo estable.

Después de varios meses por fin logro conseguir trabajo como recepcionista de un hotel. Pero su mal carácter con la gente hizo que su puesto durará muy poco.
Draco les rogó que no lo despidieran, que aprendería a hacer cualquier otra cosa que le pidieran.

Y afortunadamente así lo hicieron, Draco consiguió puesto en servicio de limpieza de habitación y entrega de comida a cuarto.

Al principio fue realmente difícil pues como bien sabía, Draco no hacía nada, no sabía cómo hacerlo, pero con el tiempo fue agarrando práctica y se convirtió en uno de los mejores de su puesto. Era tan perfeccionista en todo que consiguió pagos extra y a veces lograba llevarle a su madre algún regalito.

Por fin la vida de Draco Malfoy era normal y tranquila, el había cambiado bastante a como llego la primera vez a trabajar a ese lugar, ya no era el mismo egocéntrico y sarcástico chico de 17 años.
Ahora era un joven de 21 años que sabía cómo ganarse las cosas y como mantenerlas. Sabía que nada llegaba a la palma de su mano quedándose sentado.
Nada ni nadie iba a lograr que la tranquila vida de Draco Malfoy se volviera un desastre de nuevo. Ya no más.

O al menos eso pensó antes de cruzar la puerta de la habitación del huésped que solicito su servicio.

—Buenas tardes, servicio a cuarto— Draco había tocado varias veces la puerta del cuarto pero nadie le abría, suspiro y se preparó para lo que estuviera del otro lado. Porque no sería la primera vez que al entrar lo reciben con un golpe de una secadora porque la chica creyó que era su ex.

O que un chico desnudo se le subió besándolo frenéticamente porque creyó que era su esposo, que festejaban su luna de miel.

O un perrito lo mordía en la pierna.

Así que primero asomó la cabeza dentro de la habitación para estar alerta de posibles chicas con el corazón roto o chicos calientes queriendo tener sexo.
Al darse cuenta de que no había ningún peligro cerca entro por completo a la habitación.

—Servicio a cuarto, ¿ordenó una botella de Whisky?— Draco espero a que alguien le respondiera pero solo logro escuchar sollozos, frunció el ceño y se acercó de dónde provenía el ruido, quedó frente a un armario, uno grande. Era de esos armarios que adentro cabían más de 1000 pares de zapatos, distintos diseños de trajes, que perfectamente podrías ordenarlos por color, o alfabéticamente por el nombre del diseñador.
Tocó la puerta del Armario y pegó la oreja a esta —Disculpe, su botella de Whisky ya está aquí— solo escuchaba más sollozos. Pero no eran sollozos de chica, sonaban más a los de un hombre —¿Está bien ahí dentro?—

—¡No!— vaya, hasta que le respondió. Efectivamente era un hombre, un hombre borracho.

—ah...voy a entrar, si está desnudo o algo cubrase— Draco abrió la puerta del gran armario y asomó la pura cabeza, dentro estaba la figura de un chico que estaba hecho bolita en la esquina de aquel gigantesco armario —¿Se encuentra bien?— Draco se acercó pero lentamente, por si el chico traía algo con lo que pudiera herirlo.

«ᴀʀᴍᴀʀɪᴏ» (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora