Veintiuno

197 25 0
                                        

Había necesitado un descanso después de meses, por lo que ponía excusas idiotas para no salir de casa a menos que sea para trabajar. Solamente hablaba con amigos y ella, no necesitaba más, me pasaba el día durmiendo, ordenando la casa o haciendo uno de mis pasatiempo, pero no más. Y aunque el primer día me hice sentir como una inútil por no ser productiva me convencí con que necesitaba un descanso. Jean había hecho una fiesta en la primera semana de vacaciones, y aunque eso significaba alcohol gratis me resigne a no ir para sufrir un mal al día siguiente, caso contrario al de mis otros tres amigos, pues por lo que supe gracias a mikasa fue que eren estaba más estúpido de lo normal y que durante el día siguiente no podía con el dolor de cabeza y sus cuerpo era prácticamente inútil, y del pobre rubio no supo nada, más que llegó a casa pero que seguramente sería castigado el fin de semana.

La segunda semana constó de salidas casuales entre ellos por la mañana, además de visitas casi diarias de la morena a la tienda, había buscado acomodarme por las mañanas para ir a su casa pero no encontraba una manera donde nuestros horarios no chocarán. Tras mucha insistencia de mikasa para que fuera con ellos al deportivo, pues ella se aburría mucho estando ahí para solo asegurarse que eren no se metiera en problemas,decidí acompañarla y tratar de superar las ansias que llegaban con solo pensar pisar ese lugar. Sábado por la media tarde, llevaba unos pantalones de mezclilla ceñidos a las piernas y con tiro alto, siendo cubierto por una sudadera de tres tallas más que la mía de un color verde oliva y unos tenis viejos, había ido caminando desde la casa al lugar pues realmente no estaba tan lejos. Y al llegar por las rejas pude ver como la azabache y el Moreno hablaban en las gradas. Me acerque a paso acelerado pues había unos tipos jugando.

— ¡heeeey! — grito eren hacia mi — pensé que no vendrías — dijo —.

— no es como que hayamos acordado hora — hable y salude chocando las manos con mikasa —.

— eso de descansar una semana te vino de lujo — habló la misma — hasta parece que desaparecieron tus ojeras —.

— si... También el maquillaje ayuda bastante — hable con desinterés — ¿no vas a jugar eren? —.

— estoy esperando a Reiner, jean y a sus amigos — dijo volteando a la salida — quedé con ellos para hacer equipo y tal —.

— igual no se porque vienen acá — dijo mikasa — no está en condiciones y hay niñatos que se creen matones —.

— ¿Qué dices preciosa? — hablo un chico que estaba a unos metros de nosotros —.

— ¡Que te vayas a la mierda! — le contestó —.

Eren se alzó con fuerza y sabía lo que venía, estire mi brazo con fuerza dando la señal que parara, que no valía la pena, y vaya que no valía la pena, era un chico menor que nosotros que solo le habían subido los humos, pero al moreno le importo poco e ignoro mi brazo, lanzandolo hacia el frente, dirigiéndose a él, y fue tarde para reaccionar pues rápidamente lanzó un puñetazo a su pómulo y le patio dos veces en el estómago, haciendo que saliera algo de sangre de su labio. Tanto mikasa como yo fuimos hacia el diciéndole que era suficiente, no le perdimos perdón al niño, pero los alejamos. Tratamos de calmar a eren, y se me ocurrió la magnífica idea de ir al interior del lugar para que se despejara su mente, no vi a nadie conocido, pero conque el se olvidara de lo sucedido estaba bien.

Paso un rato más y al ser llamado por jean para iniciar el juego volvimos a las gradas, mikasa estaba recargada en mi hombro y había aprovechado que alguien me había ofrecido un par de cigarrillos para fumar. En la instalación no había gran cosa y las peleas que vimos no eran del otro mundo. Vi a annie llegar con los otros dos, pero ella fue directamente al interior y aún la quise acompañar, venia con la azabache, no podía dejarla solo para ver más golpes. Ya había empezado a anochecer, de un momento a otro, Eren venía hacia nosotras corriendo con desesperación y tomó de la muñeca a mikasa para partir a correr haciendo una señal para que hiciera lo mismo.

R u n s | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora