KILL THEM FOR ME [K-V] (+18)

La vencida...

Varias horas transcurrieron, muchas. Las suficientes para que el día se hiciera tarde y los jóvenes gruñones por el hambre se dispersaran por las calles vacías de las afueras de la universidad.

Taehyung era uno de esos, que existiendo con sólo barritas enérgicas salió enojado, no por el resultado de su proyecto, sino por el feroz hambre que sentía.

Su proyecto había sido uno de los mejores.

Y si hubiera sido real, era probable que hubieran ganado un juicio con esa estrategia.

Kim era feliz con su resultado.

La rubia también era feliz.

Y el pequeño pelirrojo también lo era.

—Si no hubiera sido por los referencias bibliográficas de Lee, seguro no nos hubieran dejado esta calificación tan bonita.— comentó Kim.

El pelirrojo se sonrojo ante lo dicho.

El chico más lindo del salón. No, de la universidad, le había hecho un cumplido.

—Cierto, gracias Félix.— añadió la rubia dejando un beso en su mejilla.

Félix estaba más que avergonzado.

La chica linda y rica del salón le había dejado un beso.

Tal vez podría subastar su mejilla.

¿Cuanto darían por la mejilla besada por Park Jisoo?

Tal vez mucho dinero.

—Gracias, es un placer trabajar con ustedes.— agregó con una reverencia. Y esa increíble voz gruesa. Su cara de niño no quedaba con la voz que manejaba.

—Sabemos que eres extranjero, no es necesario que hagas eso. Sólo los viejos lo piden, y eso.— comentó Park.— hace mucho que ya no hacemos eso.

—Hace años se extinguió el término "Hyung" "Oppa" "Noona" "Unnie".— Kim no perdió la sonrisa ante ello.— no puedo creer que en el extranjero aún nos representen así.

—Racismo, Taehyung. Racismo.— habló apenada, la rubia movió su cabello cuando se deshizo de su saco y sacó de su bolso de gym una polera gris.

Taehyung la miró cambiarse en la calle.

Ningún hombre o mujer giró a verla.

Y es que la civilización había evolucionado a tal punto que nada era sorprendente.

Uno podía andar desnudo por las calles de asia oriental y europa occidental, y nadie diría algo.

Félix era australiano, algo que no comprendía bien.

Usó su cuerpo para cubrir el cuerpo esbelto de su mayor.

—Eres tierno, Lee.— sonrió para él.— ¿Tienen hambre?

—¡Si!— gritaron ambos.

Jisoo buscó en su bolso.

—Vamos, yo invito.— sacó un paraguas.

—Si Jisoo saca un paraguas el cielo se nubla y empieza a llover.— comentó Kim.— es bruja.

Park le golpeó entre juego, caminaron hasta llegar a un restaurante.

Carne.

Mucha carne.

Los tres se llenaron de carne vacuna asada y salteada. El aroma a salsa de ostion, y esa combinación con el aceite de sesamo se percibía por todo el ambiente.

Un ambiente helado, por que una fuerte lluvia había caído al momento en que ellos ingresaron al local.

Los tres se sirvieron gustosos sobre la mesa, platillos calientes y bebidas frías.