+18
Llego al apartamento de Steven, los dos juntos, fue una noche divertida pero no puedo culminar sin sexo, mi cuerpo lo pide. Dos personas me dejaron el cuerpo en llamas hoy en ese bar, y no puedo acostarme así.
— Me daré un baño— dice Steven, quitándose los zapatos. Se levanta y se dirige al baño.
Me tiro en la cama, un poco mareada por el alcohol. Empiezo a imaginar las manos que casi tocaban mis entrepiernas en el baño.
El alcohol a muchos le dan ganas de pelear, a otros le dan ganas de llorar, a otros ganas de hacer show, y a mí, me dan ganas de follar.
Sin darme cuenta estoy parada en el baño viendo a Steven bajo la regadera, su cabello pegado a ambos lados de su rostro y gotas bajando por su piel Morena. Comienzo a desvestirme...
— ¿Te molestaría si me baño contigo?— pregunto al ojiazul.
— No. Ven.
Entro a la regadera, nuestras pieles tan cerca, mi respiración agitada por la excitación. Me toma de la cintura y me hala de un solo golpe.
Me gusta el sexo con Steven, es sexo rudo, sumiso, sus cogidas son otro nivel, no hay amor, hay pasión, hay lujuria, deseo, ganas de morir en ese intento tan caliente.
Nuestros labios se devoran con furia y rapidez, pero uniéndose como el agua y el azúcar. Me pega a la pared, y muerde mi labio inferior, un pequeño jadeo sale de mi labios, entrelazos mis dedos en su cabello, mientras él juega con mis pezones que están duros por el frío del agua y la excitación de nuestros cuerpos. Quiero más.
Salimos empapados del baño aún sin separar nuestros cuerpos, él me empuja a la cama y yo me acomodo en ella.
— Ábrete.— su voz ronca hace que me prenda más. Sus ojos azules, están tan oscuros por el momento, sus labios hinchados por nuestras besos apresurados.
Me abro delante de él, separo mis piernas para que entre. Curveo mi espalda cuando siento sus dedos en mi zona sensible, muerdo mis labios para atrapar los gemidos provocados por él. Empieza a trazar círculos en mi zona y eso hace que llegue a la locura, se acomoda para poder hacer un rico sexo oral.
—Espera...— digo agitada—. Solo entra de una vez.
Él solo niega con la cabeza y ríe curveando un poco la comisura de sus labios.
— Súbete y haz conmigo lo que quieras.— susurra en mi oído y eso hace que me excite más.
En menos de un segundo me encuentro brincando sin ningún pudor encima de él, su mirada tan profunda, tan oscura por el nivel del momento. Con una de sus manos agarra uno de mis senos, y con la otra mano sostiene mi cadera con fuerzas, mis gemidos son unísono para este apartamento, siento las palpitaciones de su miembro dentro de mí, siento lo caliente que está.
No uso protección con él porque no me gusta usar gorrito, (pero solo con él) y porque yo tomo mis pastillas.
Sujeta mis caderas con ambas manos para giarme en los movimientos que a él más les gusta, estoy al borde del colapso. Inclino un poco mi cuerpo y me sujetó del espaldar de la cama mientras muevo mis caderas en busca de mi orgasmo, estoy el borde y él lo sabe ya que me ayuda con los movimientos. Los movimientos se desesperan, agarro su cuello con una mano mientras con la otra la entrelazo en su cabello, los jadeos no cesan por ninguno de los dos. Estoy al borde, ya viene...
Mi gemido es canción para sus oídos, mi corazón expulsa demasiada sangre, y mi cerebro recopila este momento tan explosivo.
— Ponte en cuatro para mí. — susurra en mi odio, eso me prende. Me encanta que me mande.
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Latidos infernales [Completa]
RandomVerónica Rausell, una chica de 22 años que busca la manera de saciar su rabia y toda las desgracias que a su vida le ha pasado matando gente. Sus demonios despertaron desde que su mejor amiga se fue, era su única fuente de fe y ahora que ella y ni s...