12. Despedida

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El sol comenzó a verse en el horizonte. Sean entonces diviso una mancha negra que se aproximaba a toda velocidad hacia ellos. Escucho un ladrido. Era Bug, había logrado escapar del mundo de la bruja. Pero ahora, al igual que el gato, había perdido su voz en el mundo real.

Sean la acaricio la cabeza.

—Lo hiciste bien, amigo —le sonrió.

Coraline abrazó a su hijo con fuerza, y le llenó la cara de besos.

—Jamás vuelvas a escapar así —le rogó con las lágrimas a punto de saltar de sus ojos.

Sean le regresó el abrazo.

—Te amo, mamá. Lo siento, no volveré a escapar ¡Lo juro!

Sintieron entonces que alguien se unió al abrazo, era Wybie.

—No vuelvan a escapar ninguno de los dos, por favor. Mi corazón no podría con más.

Todos rieron.

Esa tarde Coraline partió junto a Sean y el gato, a quien decidieron adoptar. Wybie se quedó con Bug y el Palacio Rosa al cual pensaba vender, pues los recuerdos que le traían no eran realmente buenos... pero aun estaba dudando si hacerlo.

Fin

Coraline y la segunda puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora