One-shot

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Sherlock estaba acompañando a su amigo John quien estaba teniendo su despedida de soltero en un bar ya que se casaría la próxima semana. El detective estaba un poco fastidiado pues en realidad le gustaría estar trabajando en aquel caso de asesinato que la Scotland yard no había podido esclarecer en al menos tres meses. Se encontraba aburrido bebiendo de su vaso con algún licor bastante fuerte esperando que el doctor quisiera irse o al menos que quedara tan borracho que llevárselo a rastras fuera la mejor opción.

Entonces sus ojos se abrieron con interés cuando vio a un rubio muy elegante sentarse en la barra y ordenar uno de esos cocteles con algún nombre extraño. Se quedo tan embobado observándolo que este se dio cuenta y en lugar de mirarlo de mala forma le sonrió brillantemente. Aquello fue como si Sherlock hubiera recibido una señal divina por lo que se acercó a este sonriéndole de igual manera.

-Hola, mi nombre es Sherlock Holmes y el de allá es mi amigo que estoy seguro de que mañana se estará arrepintiendo de sus malas decisiones- dijo con tono divertido y le ofrecía su mano

-Jajaja mucho gusto Mr. Holmes- mientras estrechaba la mano del otro- Me llamó William James Moriarty.

-¿Día duro en el trabajo o solo una pequeña copa antes de dormir?

-Un poco de ambas- dijo risueñamente- A mis alumnos en la universidad les falta mejorar su pensamiento lógico.

-¿Joven profesor? Realmente tu mente debe ser muy inteligente y exquisita- mientras lo miraba intensamente.

-Solamente me gusta...profundizar en mis conocimientos- dijo este en un tono aterciopelado que hizo evidente que el otro también le interesaba y bastante.

Estuvieron un rato conversando e incluso coqueteando de manera sutil al inicio, pero poco a poco sus palabras solo buscaron seducir al otro de manera más descarada y directa. La química entre ambos era demasiado palpable y la tensión solo iba en aumento tanto que finalmente Sherlock se acerco al oído del otro a susurrarle tentadoramente.

-Si te invito a una copa y me acerco a tu boca. Si te robo un besito, a ver, ¿te enojas conmigo?

-Me gustaría que tomáramos una copa juntos- dijo William sintiendo un agradable escalofrío recorrerle la espalda.

Entonces en un acto atrevido el profesor tomo el contenido de su vaso y lo compartió con el otro a través de un beso. El sabor del alcohol se mezclaba con el de sus bocas haciendo que ambos disfrutaran del contacto sin importarles que ni siquiera se conocían hace mas de dos horas. Sus lenguas competían por el control al besarse disfrutando de una batalla en la que ambos salían vencedores. La manos tampoco se mantenían quietas acariciando la espalda del contrario y entonces cuando se separaron entre ellos quedó un pequeño hilo de saliva como prueba de su beso.

-Esto es peligroso- dijo Sherlock con el otro entre sus brazos.

-¿No cree que una aventura es más divertida si huele a peligro, Mr. Holmes?- le dijo seductoramente el rubio con el deseo brillando en sus ojos escarlatas.

-Creo que podríamos irnos de aquí

-¿Y su amigo?

-Puede volver solo, ya lo acompañé lo suficiente.

Entonces ambos rieron con complicidad y comenzaron a caminar hacia la salida del bar, con dirección al automóvil del detective y este no dejaba de susurrarle cosas subidas de tono al otro pues era como si este lo hubiera hechizado haciendo que lo deseara mucho mas con cada minuto que pasaba.

-¿Qué dirías si esta noche te seduzco en mi coche?

-Creo que me gustaría mucho dejarme seducir-le confesó coquetamente el rubio mientras el otro lo tenía bien sujeto por la cintura.

Propuesta indecenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora