Capítulo 7

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La joven pelinegra después de haber dejado al príncipe con la incertidumbre de las confecciones que se habían presentado el uno al otro esa noche, se encerró en su habitación donde lloró y gimió de dolor por tales acontecimientos

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La joven pelinegra después de haber dejado al príncipe con la incertidumbre de las confecciones que se habían presentado el uno al otro esa noche, se encerró en su habitación donde lloró y gimió de dolor por tales acontecimientos. La mujer sabía perfectamente que ese amor que sentía por su “hermano” no era común, ya que existía preferencia en varios aspectos entre Thor y Loki para ella aún que al crecer y ser separados se mantuvo al margen ella al verlo le surgían pequeñas conexiones y sentimientos que no sentía hacia nadie más, que permanecieron durante muchos años y hasta el presente, —dolía no poder corresponder algo tan puro como el amor—.

Mientras tanto Loki no salió de su habitación una vez que había terminado de lamentarse de si mismo y del descepionante encuentro de ambos príncipes enamorados. Así que se encerró durante un largo tiempo hasta que por impulso decidió visitar a su padre y madre como consuelo de todo lo que estaba sucediendo.

Así pues se encaminó entre los pasillos del reino con el típico andar imponente hasta llegar a las grandes puertas doradas de la habitación real de los reyes, una vez de pie frente a las pesadas puertas, Loki entró sigilosamente al gran cuarto real donde descansaban ambos monarcas encontrando al rey postrado en la gran cama y como siempre a lado su fiel esposa velando su sueño.

—Puede escucharnos— comenzó a acariciar las manos de su esposo para después ver cómo su hijo menor observaba a su padre —, también puede ver todo a su alrededor, puedes hablarle.

Comentó Frigga a su hijo viendo cómo tomaba asiento al otro lado de su esposo.

—Nunca podré acostumbrarme a verlo así— murmuró el príncipe tensando la mandíbula y con los ojos acuosos de culpa.

—Había aplazado tanto esto que... ahora  temo— confesó Frigga con una mirada perdida en la silueta de su rey, acariciando su mano con dulzura. Mientras que Loki divisaba ese gesto recordó a la joven pelinegra, deseando y ansiando un toque tan dulce como ese de parte de Serena.

—¿Y cuánto tardará?— cuestionó él a fin.

—No lo sé..., está vez es diferente— cerro los ojos la reina con dolor —No  estamos preparados.

—¿Por qué me engaño?— preguntó sin más el ojiverde.

Frigga frunció el seño y lo miro con melancolía deseosa de calmar el dolor que estaba sintiendo su hijo.

—Le pedí que fuera sincero contigo desde el principio— observó a su esposo en respuesta —No debía haber secretos en la familia. Eras un bebé cuando llegaste y te encariñaste de Serena en cuanto la viste... Thor cuido de ambos y nos sentimos gustosos de tener a los tres "nuestros hijos".

—Entonces él, la alejó de mí— reclamó en lágrimas.

Frigga suspiró con pesadez —Ella te ama, y nosotros lo sabíamos— el ojiverde observó a su madre de manera inquisitiva por la declaración.

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