40. Esperanza

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– Gracias.

Ji-Eun asiente y, sin añadir ninguna otra palabra más, se retira del camerino. Toma una bocanada de aire cuando se encuentra solo. Sus palabras y el rostro de Taehyung regresan a su memoria.

– ¿Estás bien? –pregunta Chanyeol, cuando lo ve salir y Jungkook asiente.

– Lamento lo sucedido, no volverá a repetirse.

Se siente decepcionado de sí mismo. Definitivamente su padre tenía razón. Seguía siendo un muchacho inmaduro.

– Confío en que así será.

Tras una palmada en el hombro, el pelirrojo se marcha en dirección al resto de camerinos. Lo ve saludar a María, una chica de veinte años que, como él, fue una de las últimas en unirse a la disquera. No tarda en quitar la vista de ese lugar y comienza a inspeccionar rápidamente los espacios que están en el rango de su visión. Necesita encontrar a Taehyung. Antes de que pueda seguir, la voz de Ji-Eun lo detiene.

– Está afuera.

Luego de un rápido "gracias", Jungkook se abre paso entre la gente que ahora se encuentra disfrutando del afterparty. Taehyung está sentado en la penúltima grada de las escaleras que llevan a la salida principal. Se acerca y el castaño se hace a un costado, invitándolo a tomar asiento a su lado. Durante unos breves segundos, ninguno dice nada.

– Lo siento –dice Jungkook, mirándolo de reojo–. No debí reaccionar de esa manera con mi padre ni contigo.

– No tienes que disculparte – Taehyung sonríe un poco–. Era un asunto personal y yo no debí... Debí respetar tu espacio.

Jungkook suspira.

– No me incomodaba tu presencia, yo solo... no quería me vieras así – Taehyung asiente. El semblante del castaño luce un poco más relajado y eso tranquiliza al pelinegro–. La relación con mi padre es complicada y hoy, con mi comportamiento, no he hecho más que demostrarle que está en lo correcto. Sigo siendo solo un mocoso.

– A todos nos pasa eso, más seguido de lo que nos gustaría reconocer –dice Taehyung, acomodando su abrigo.

Este último no agrega algo más. No le exige ninguna explicación más, pero Jungkook quiere hacerlo. No se siente presionado. Simplemente se siente lo suficientemente cómodo con el castaño como para confiarle aquella parte de su vida y así lo hace, ante la atenta mirada de Taehyung. Bajo las luces del auditorio y con La chica de Ipanema de fondo, siente que su mano ilesa es envuelta por la del menor. Comparten una sonrisa que le llena el alma de calidez. Las palabras no son necesarias. Se siente completo y feliz, y espera que Taehyung sienta lo mismo. Y no está equivocado, porque efectivamente así es. Ambos, en preciso momento, se aferran a la nueva esperanza que nace en sus corazones.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora