14: emoji carita enfadada

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¿Qué como fue el resto de la tarde? Pues un poco una locura, sinceramente. Se supone que íbamos a ir poco a poco y al parecer lo de besarnos casi todo el resto del día entraba en eso de "poco a poco".

Y no, esta vez no lo he soñado. Ha pasado.

Igual y el efecto fiebre italiana me ha entrado, lo digo porque ha sonado el despertador y le he regalado una sonrisa a tal sonido del demonio.
Pero aunque me haya despertado a mi hora, me he pasado casi todo el rato sentada en la cama recordando lo que ha pasado y si, ahora estoy corriendo por los pasillos porque alguien, y no voy a decir quién soy, se ha distraído más de la cuenta.

En cuanto entro en el aula mis compañeros se vuelven hacia mi, avergonzada saludo a la profesora y me dirijo hacia mi asiento, donde ya me espera cierto italiano, y es muy probable que esté muy nerviosa.

Dejo mis cosas sobre la mesa y me siento, se vuelve hacia mi y puedo imaginar que está sonriendo.

- Buongiorno, signorina - su mano se coloca en mi pierna y da un leve apretón como saludo pero la quita rápido. Igual y porque mi reacción ha sido dar un bote en mi asiento y ahora se está riendo de mi.

- Buenos días - susurro mientras recojo mi pelo en una cola alta. Odio que en clase  haga siempre tanto calor aunque estemos casi en invierno. Y quitarme la sudadera no es una opción.

- ¿Te has quedado dormida - pregunta curioso - o simplemente te apetecía saltarte media hora de clase?

- Me he quedado empanada - digo avergonzada y controlando el no decir en alto que ha sido su culpa y que todo tiene que ver con la tarde de ayer.

- No se que significa "empanada" en ese contexto, pero si se que es una comida - murmura pensativo.

Es gracioso porque sabe hablar perfectamente el castellano pero en cambio con expresiones tontas siempre se lía. Aunque bueno es lógico, que me suelte él alguna expresión típica italiana, básicamente me voy a quedar a cuadros, bueno, o que simplemente me hable en italiano, veréis cuanto entiendo de ahí.

- Estaba atontada en la cama y al final se me ha echado el tiempo encima - asiente ante mi aclaración para a los segundos ladear la cabeza y ponerme una mirada un tanto cortadora de respiración.

- ¿Y qué te ha dejado tan atontada? - acaba de poner su voz grave para provocarme, ¿verdad?

- Tú - si, soy consciente que lo he dicho en alto.

- ¿Es que has vuelto a soñar conmigo? - su mano vuelve a mi pierna y creo que me va a dar un infarto. - Aún tienes que contarme que pasaba en ese sueño - ¿acaba de susurrarme al oído? Efectivamente.

- "Poco a poco, veamos cómo surgen las cosas" - imito mal su voz haciéndole reír.

- Tienes razón - alza las manos y se recoloca en su silla. - Es que te he visto y me he dejado llevar, estás preciosa.

"Igual y ya tengo dos bragas perdidas en Italia"

- Siempre tan directa - ríe y llama la atención de varios compañeros.

¿Yo? Pues muerta de la vergüenza, precisamente eso no había que decirlo en alto. Tapo mi rostro como puedo y la mejor opción es quitarme la cola y dejar que los mechones caigan tapando lo sonrojada que estoy.
Que piense tonterías en alto esta bien, pero tampoco hay que pasarse y si, en ocasiones siento vergüenza.

En cuanto el maldito italiano consigue controlar la risa se acerca otra vez a mi peligrosamente.

- Gabbi, si quieres te ayudo a buscarlas.

Mamá, ¿te gustan los italianos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora