"El amor duele tanto como reconforta"
Las vidas de Kim Taehyung y Jeon Jungkook se cruzan como si ambos hubiesen estado destinados el uno para el otro, pero el silencio podría llevarlos por rumbos separados.
Kim Namjoon, cegado por sus propios miedo...
Se siente como un chiquillo nuevamente, como cuando solía atacarlo el nerviosismo de esperar a aquella persona a la que por primera vez en la vida su corazón aprendió a querer. De eso, ya hacía mucho tiempo, pero tal sentimiento había regresado. Era distinto, empero estaba ahí.
Tal vez se ha vuelto a quedar dormido, piensa al volver a revisar el mensaje que le ha enviado a Taehyung hace unos minutos y su respuesta. Sin embargo, tal posibilidad se disipa cuando escucha la puerta del departamento abrirse. Se pone de pie inmediatamente y se acerca hacia donde la cabellera de Taehyung se deja ver. Desde el momento en que ve su rostro, sabe que algo anda mal.
– Hola –saluda y, conociendo la respuesta, pregunta–. ¿Estás bien?
– No creo que este sea un buen momento para vernos, Namjoon –responde Taehyung, acomodándose un mechón del cabello.
– Entiendo.
Taehyung asiente y, luego de una sonrisa apagada, cierra la puerta. Namjoon se siente una completa basura, pero la idea de tal vez vivir sus últimos días sin la persona a la que amaba le estaba destrozando aún más por dentro. Conduce hacia el trabajo con la finalidad de recoger algunos instrumentos, convencido de que tal vez dibujar y pintar lo ayudarían a relajarse un poco.
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– ¿Cómo has estado? –pregunta Seokjin, ingresando casi de golpe al ascensor.
– Bien, ¿y tú?
La presencia de Seokjin todavía le inquieta, aunque ya no de la misma forma que antes. Ahora simplemente lo impacientaba. Le recordaba lo que en el pasado había permitido. Le recordaba que lo que ahora estaba haciendo tampoco era correcto.
– ¿Aún planeas actuar como si nada hubiera pasado entre nosotros?
– Fuiste tú quien me pidió que lo hiciera, ¿recuerdas? – Seokjin le ofrece una sonrisa cargada con un poco de amargura en el rostro.
– Pues ya no quiero que lo hagas –dice en un murmuro apenas audible.
– Adiós, Seokjin.
No da vueltas atrás, porque sabe que esto es lo que debió hacer hace mucho tiempo.
