- ¡Joder!
Eran las cuatro de la madrugada y Raquel Murillo seguía rellenando papeles. A pesar de haber una vacante, faltaba gente en el cuerpo y siempre le tocaba a ella todo el papeleo.
- A tomar por culo, que lo haga Rita.
Hizo una bola con el último papel y lo tiró a la basura, los demás los guardo en una carpeta con pegatinas de Hello Kitty. La carpeta era de su hija, ya que no encontraba la suya.
Se puso una camiseta holgada para dormir al quitarse toda la ropa y se desmaquilló. Se lavó los dientes, se recogió el pelo en un moño y se fue a dormir.
A las nueve de la mañana el despertador volvió a despertar a la joven. Raquel tiró el despertador al suelo y gruñó. Se preparó y llegó puntual a la comisaría.
- ¡Murillo! - Raquel rodó los ojos, era Antoñanzas, un compañero que le caía un poco mal. El chico se le acercó y le rodeó el cuello con un brazo - Vas a tener nuevo compañero. Yo me paso a la oficina, tienes un caso y lo vas a resolver con él. Ah, y compartes con él la casa de compañeros.
- Vale - Antoñanzas le dió un golpe suave en el hombro.
- Mira que eres aburrida, estás amargada, colega - soltó. Antes de que se fuera, la morena lo tomó del brazo y le pisó el pie. Este soltó un quejido -¡Auch! ¿Pero que te pasa con mi pie? - se tomó del pie y empezó a saltar a la pata coja.
- Exagerao' - resopló Raquel. Se alejó de él pero se volvió al escuchar a su jefe dar palmadas para captar la atención de todos.
- Atención por favor. Tenemos una incorporación nueva. Me gustaría que os portaseis bien con ella. Ah, y Murillo. Va a compartir casa contigo -la castaña resopló y miró a su compañero, quién tenía los ojos muy abiertos y fijos en su jefe.
- ¡Ay joder! - se escuchó una voz quejándose.
- Aquí está - dijo Tamayo, el jefe, un poco ruborizado y nervioso.
- Ey, ¿que pasa? - saludó una pelirroja entrando por la puerta. Estaba cargada de maletas y llevaba un pequeño transportin - Supongo que eres mi compañera, no veo a más chicas - aseguró dirigiéndose a Raquel.
- Eso parece.
- Pues venga, llévame a casa que este gato pesa lo suyo - miró a través de las rejas - creo que le doy mucho de comer.
- ¿No puedes ir tú? - preguntó molesta. La pelirroja arqueó una ceja.
- Joder que no quiero conducir - respondió seria con un intento de puchero - Ay, que mal educada soy, por cierto. Soy Alicia Sierra, diría que encantada, pero no os conozco y es que no me gusta conocer gente nueva así.
La miró unos segundos y decidió coger las llaves de su coche. Se despidió de sus compañeros con la mirada y fulminó a su jefe con otra. Después siguió a la pelirroja hasta afuera para subirse al coche. Alicia en el asiento del copiloto y ella al volante.
Put your head on my shoulder...
La canción sonaba entre aquellas paredes de metal del coche. Raquel empezó a mover sus labios para continuar con la canción pero en silencio. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta de que la pelirroja la llamaba.
- Eh, tú, enana. ¿Puedo cambiar de música? - preguntó con media sonrisa.
- ¿Qué?
- Aparte de enana, sorda.
- ¿Qué me has llamado, pelirroja?
- Buf, que pesada. Te he llamado enana ¿Algún problema?
- Sí, muchos. Empecemos por... Que nosotras medimos casi lo mismo.
- Comisario - llamó la pelirroja mirando hacia atrás - Nos ha tocado con la tiquismiquis de turno.
- Comisario, ¿un gato? - río sarcástica la castaña.
- Lo que iba diciendo. Que si puedes cambiar de música.
- No.
- Sí, cambia, venga.
- No - sonrió la más pequeña victoriosa. Había conseguido molestarla.
Dejaron el tema y siguieron el camino a casa en silencio. Algunas veces Alicia se giraba para ver a su gato. Pero seguían con la playist de Raquel.
- Ya estamos.
Alicia cogió sus maletas y se adentró en la casa tras robarle las llaves a Raquel. Esta la siguió mosqueada.
- Bueno que, ¿me enseñas la casa?
- Que no estamos en un hotel, este piso tiene menos de 80 metros cuadrados - apuntó.
- Qué vaga eres. Tienes muy mal gusto, por cierto - comentó mirando por encima la decoración - para decorar, digo. Pero tranquila que yo me traigo mis cuadros y mis discos y los pongo en la pared. No te preocupes - sonrió falsamente con sarcasmo.
- Me voy a mi habitación. Tienes comida en la cocina - la castaña estaba claramente molesta y eso le hizo sonreír a la pelirroja. Cerró de un portazo la habitación y se tumbó en la cama.
Alicia deshizo las maletas y dejó a Comisario libre, para que se adaptara. Acomodó sus cosas en su habitación y se puso su pijama. Una camiseta de tirantes en la parte de arriba y unos pantalones cortos. Iban a juego, eran rosa con conejitos pequeños. Se recogió el pelo en una coleta alta y salió cuando era la hora de cenar.
Para su sorpresa, su compañera estaba en el sofá con una camiseta holgada de pijama. Para la pelirroja era raro verla sin el uniforme o sin traje, le parecía más estirada. La castaña llevaba un moño alto medio deshecho y tenía a Comisario en su regazo. Eso le produjo ternura a Alicia.
- Sierra - se dió cuenta de su presencia y carraspeó quitándose al gato de encima - ¿Le apetece pizza para cenar? Puedo pedir...
- Para, por favor - interrumpió la de pecas riéndose - Antes me has tratado de tú, no me trates ahora de usted.
- Está bien - rodó los ojos - Y, ¿que quieres para cenar?
- A ti, bebé - soltó Alicia haciendo que Raquel se ruborizase y abriese los ojos como platos - Qué es broma, idiota. Pizza está bien.
- ¿Llamas tú o llamo yo? - preguntó Raquel evitando mirarla a los ojos.
- Tú, que estás muy perezosa hoy - hizo una pausa pensativa- ¿Y si nos vamos de fiesta por ahí y nos tomamos unas birras? Es que, no sé. Me apetece más eso. Y luego encontramos a alguna chica que te dé un meneo, porque madre mía.
- ¡Alicia! Joder... - exclamó asustada y nerviosa por la misma personalidad de su compañera - Tenemos que trabajar mañana a primera hora, así que no. Y soy totalmente heterosexual, para que lo sepas.
- Empiezas diciendo eso y acabas comiendo tortilla, hazme caso. A mí me pasó, literalmente. Nada más decirles a mis madres que era hetero, me hicieron comerme una tortilla, de verdad eh. No un co...
- ¡Ya! - hubo un silencio entre aquellas paredes - Pide tú las pizzas, yo no quiero hacerlo.
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Polos opuestos / Ralicia
FanfictionParecía mentira que dos polos opuestos se fueran a enamorar. Pero como siempre se ha dicho: los polos opuestos se atraen