Segunda Oportunidad

569 29 24
                                    


Aquella mañana se despertó con la bulla de una especie de muchedumbre, sacudió un poco las orejas antes de decidir en abrir débilmente los ojos, topándose con el acostumbrado panorama de su cuarto, el de todos los días, volteó la mirada, los ruidos provenían de la TV, era la sección de deportes y el presentador estaba rememorando la victoria de ayer en la cancha de un partido de fútbol americano.

Demonios, había olvidado apagar la televisión antes de dormir.

Siquiera le sirvió como despertador, sentándose, rascó su canosa cabellera aún adormilado mientras que con una mano buscaba el control remoto, pudo encontrarla debajo de la almohada, una vez apagada la habitación volvió a llenarse de silencio.

No había pájaros cantando, ni la luz mañanera que salía por la ventana, estaba en medio de las alcantarillas, no podía pedir mucho.

Se quedó absorto entre sus pensamientos durante algunos instantes, no sabía exactamente por qué, ni sus pensamientos eran tan claros, nada más era él viendo en un punto fijo del edredón.

¿Qué hora es?

Esa pregunta lo regresó de su ensimismamiento, salió de la cama haciendo un pequeño estiramiento que le llegó a costar un quejido de dolor, los problemas en su cadera no le ayudaban y cada día parecían empeorar.

Todavía en pijamas, fue caminando hacia la cocina, donde incluso desde algunos metros a la distancia se escuchaba que no estaba vacía y era cierto, las tortugas ya se encontraban dentro desayunando, bromeando entre ellos, el más pequeño fue el primero en saludarlo alegremente al notar su presencia cuando ingresó, luego el mayor y al final casi de modo simultáneo esos dos gemelos.

Splinter correspondió sus gestos dirigiéndose hasta la cafetera, nunca faltaba el café por las mañanas por parte de Donatello quien lo dejaba todo listo, únicamente tenía de servirse un poco en su taza con la etiqueta de "el papá #1".

Dando un sorbo su mirada regresó una vez más hacia ellos, sus hijos, veía que conversaban emocionados sobre algo, creo que era acerca de la salida de hoy, los oyó otras veces a lo largo de la semana, una maratón de las mejores películas de Jupiter Jim se llevaría a cabo de nuevo en los cines, por lo que todavía había un debate en el grupo sobre cuál debía de ser la mejor de todas, sobretodo ese par de azul y morado, quienes no desaprovechaban la oportunidad para joder al otro con la más mínima cosa, hermanos.

Bueno, al menos para él, era otro día como cualquiera, dibujó una sonrisa, se trataba de algo cotidiano, pero en ocasiones ni él mismo se terminaba de creer que fue capaz de realizar todo eso, de haber podido formar una familia, por más peculiar que fuese, lo consiguió y no se podía sentir más orgulloso al respecto, el simple hecho de verlos, recompensaba todo el sacrificio que hizo para llegar hasta aquí.

Un sentimiento de saciedad que solo cuando eres padre logras entender.

Las horas pasaron y los chicos estaban listos para irse, vestidos para la ocasión, tampoco era que se esforzaran mucho por esconder su verdadera apariencia, de por sí ya se veían como parte de una película de ciencia ficción, eso y que la gente de Nueva York básicamente les daba igual que hayan mutantes rondando por ahí, así era esta ciudad.

Las voces de esos muchachos desaparecieron, dejando la guarida en silencio, todo bastante tranquilo sin el ruido de 4 adolescentes conviviendo y haciendo cada tontería que se les ocurriese, un poco de paz.

Su maestro les permitía todo eso claro, cada vez dejaba que fueran más independientes, que aprovecharan al máximo los años de juventud que aún les quedaba, años que él no pudo disfrutar cuando tenía su misma edad, por eso es que les daba tantas libertades.

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora