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El mentalista observaba inmerso la imagen que enfocaban sus ojos a través del atardecer, situado en la cima de una llanura no despegaba los ojos de aquel joven científico quien con audacia siempre se encontraba haciendo algo, verlo tan decidido de sí mismo, organizando y planeando todo al mismo tiempo que se volvía un líder cada vez más capaz siempre lo inspiraba, cuando se trababa de él se llenaba de determinación.

Y pesé a lo ocupado que se veía, aún fijaba su mirada hacia el y le saludaba con una sonrisa perspicaz que le decía que había notado su presencia, el mentalista no pudo evitar sonreír casi de inmediato y hacer el mismo gesto, nuevamente su corazón latía rápidamente sin poder cesar.

—Cada vez, me enamoró de ti un poco más...— exclamó con decepción para si mismo mientras el viento resoplaba levemente al unísono de sus sentimientos.

Asigiri Gen, a sus 20 años, se encontraba perdidamente enamorado de aquel chico que le regalo un refresco de cola, y una nueva vida.

Nunca tuvo problema alguno en reconocer sus sentimientos, si bien tenía ya ganada su admiración antes de conocerlo, el amarlo en secreto no fue algo de lo que se sorprendiera, sin embargo, estaba fuertemente decidido en llevarse ese secreto a la tumba; jamás hacía apuestas arriesgadas con nula posibilidad de ganar si quería llamarse así mismo un mentalista, a diferencia de Senku, ir directo al objetivo con carácter de sobra no era su estilo, se creía satisfecho con el hecho de pertenecer a su lado como la persona en que más confía, quizá era demasiado irreal para el ambisionar algo imposible.

A pesar de repetirse ese monólogo casi a diario para intentar contenerse de realizar una acción impulsiva, no evitaba que ocupará más atención de la le gustaría admitir.

—Gen, te estás distrayendo de nuevo.— regañaba el científico sin apartar la mirada de lo que hacía.

El mentalista salió rápidamente de sus pensamientos de sorpresa, nuevamente se distrajo, pero resultaba imposible para el no tener esos debates mentales sobre su interés amoroso si lo tenía al lado todos los días.

—Lo siento Senku-Chan, es muy aburrido hacer esto así que me puse a divagar— se quejaba con fingido cansancio.

—Juega lo que quieras después de terminar— Regañaba levemente, mientras finalmente posaba su mirada en él.

Últimamente pedía mucho su apoyo en el laboratorio, a pesar de que a comparación de Chrome, Gen sólo podía hacer cosas más simples, se negaba a verle un problema el tenerlo ahí.

Mientras lo observaba detenidamente, notó como su largo mechón albino cubría parte de su rostro, le parecía algo gracioso y antes de darse cuenta, lo recogió cuidadosamente detrás de su oreja, como si de una pequeña ventana hacia su rostro se tratara. Soltó una pequeña risa interna mientras el mayor conectaba su mirada sorprendió ante aquel acto.

—Si no veo que cara estas poniendo, no estaré seguro si sabes lo que estás haciendo— Respondía con tranquilidad mientras recargaba su codo sobre la mesa.

—Definitivamente no sé lo que estoy haciendo, pero sé cómo hacerlo —Respondía con fingida indignación para disminular lo rápido que latía su corazón en ese momento. Se maldecia a sí mismo por actuar como una adolescente enamorado por tan poca cosa.

—Dices eso mientras aforas mal — El científico tomó las manos del mayor como un niño pequeño, corrigiendo su agarre —El menisco debería estár convexo ¿Lo ves? — Definitivamente el mentalista poco entendía de lo que estaba hablando, solo se concentraba en el tacto de Senku, sus manos siempre se sentían así de ásperas y era algo extraño que le gustaba de él.

—Creo que aún no lo domino ¿Podrías seguir ayudandome Senku-Chan? —Burlaba con un tono de voz molesto mientras ponía una de esas fingidas expresiones lacrimosas.

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