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Ese era Ax Stein

Hoy se cumplían tres días desde que Amy Smith, una chica de último año del instituto, desapareció del mapa el pasado sábado por la noche. Sus padres reportaron su desaparición a la policía, pero hasta entonces no habían encontrado ni rastro de ella, como siempre había sucedido.

Los policías nunca habían sido capaces de hacer una investigación exitosa cada vez que alguien desaparecía un sábado por la noche. Siempre encontraban cadáveres de personas que habían sido asesinadas por algún ente desconocido o simplemente no hallaban nada.

Siempre habíamos tenido que resignarnos a aceptar la pérdida de alguien cercano sin ninguna explicación —además de las viejas leyendas del pueblo que ya nadie creía—. Era como si las personas se evaporaran en el aire sin más. Ni siquiera los animales se zafaban de la muerte que acechaba en el lugar. Era común encontrar sus cadáveres tendidos en las calles cercanas a los bosques que rodeaban al pueblo.

Pero nadie culpaba a los policías al ponerse en sus zapatos; eran mal pagados, las patrullas estaban fuera de servicio pues requerían mantenimiento, el equipamiento era escaso, entre otras cosas más que funcionaban mal, y no sólo en el departamento de la policía, sino también en casi todos los servicios públicos.

Y todo se debía a la falta de recursos.

No era un secreto para nadie que el nublado pueblo de Gaterwood era muy pobre debido a que todas las personas adineradas fueron mudándose a las ciudades con el paso de los años para escapar de la muerte que desde siempre había rondado en el lugar. Y con ellos se fueron los grandes inversionistas y empresarios que le daban vida comercial a Gaterwood. Habrían dejado el lugar casi a la quiebra de no ser por los Stein, quienes desde que su llegada al pueblo a partir de los tiempos de su fundación siempre habían contribuido con obras benéficas para los habitantes y habían levantado además una famosa cadena de hoteles de lujo y centros turísticos en todo el Estado, incluyendo Gaterwood.

Gracias a ellos el pueblo se había mantenido con la venida de turistas todos los veranos, dándoles la oportunidad a los pequeños comerciantes de tener ganancias con qué movilizarse el resto del año. Por esa razón todo aquel que portara el apellido Stein era respetado y a su vez repudiado por una minoría que pensaba que ellos no eran más que una banda de manipuladores que en el fondo pretendía adueñarse de todo Gaterwood, ganándose primero la confianza de sus habitantes

Y yo era parte de esa minoría.

No me caían nada bien y, para mi mala suerte, tenía que soportar la presencia de uno de ellos de lunes a viernes dentro del mismo salón de clases.

Así que ese día lluvioso, en el que casi se cumplían tres días desde la desaparición de Amy Smith, me quedé observándolo con desprecio desde mi pupitre. Al igual que yo, estaba sentado en una esquina al fondo de la clase de arte, mi favorita. Traía una capucha negra cubriéndole la cabeza al mismo tiempo que lucía muy concentrado garabateando algo en su libreta con un plumón.

Él no hablaba con nadie, solo se limitaba a entrar y escuchar la clase si es que no se quedaba dormido sobre la mesa.

Ese era Ax Stein.

Nunca me había caído completamente bien a pesar de que íbamos juntos a la misma escuela desde que tengo memoria.

La única razón por la que no pasaba completamente desapercibido era por su apellido y por ser el hermano menor de Akiane, un chico de último año, estrella del equipo de fútbol, novio de la hija del alcalde, Rebecca Hunter, y mejor amigo de su mellizo, Adam Hunter.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2021 ⏰

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