LILITH
Me despierto entre las sábanas y la acolchada manta de mi cama. Me duele la cabeza. No sé cuánto tiempo dormí, pero sin la luz del sol filtrándose por el tragaluz de la habitación, yo diría que pasan de las nueve de la noche.
Reviso mi celular. Sí, son las nueve y media. A esta hora ya debió haber iniciado la fiesta "sorpresa" de Débora. Sigo poniendo comillas en la palabra, porque es obvio que Debi siempre supo lo que tía Isabel le tuvo preparado.
No por nada invitó a todos los primos y tíos de este lado de la familia.
Despabilo, me estiro y miro el techo de la habitación. Suspiro, y me levanto de mi patético estado, para cambiarme de ropa y arreglar —aunque sea un poco—, mi alborotado cabello. Parezco la bruja de Hansel y Gretel con estas pintas. Bostezo que da miedo.
Escojo un conjunto sencillo, pero efectivo para pasar desapercibida durante la fiesta. Seguro estarán los amigos de algunas de mis primas y primos. Y la verdad, no estoy de humor para soportar ninguna otra tontería. Ya con las mías tengo suficiente castigo.
Aún no me puedo creer lo que hice hace algunas horas.
Señor mío. Cristo ten piedad de mí, por favor.
«Es inútil... No tenemos perdón.»
Te juro que no quise hacerlo. No sé qué fue lo que me pasó.
«¿Cómo pudo pasarnos esto a nosotras?»
¡Hice un juramento, por amor de...!
Pero, ya pasó. Bueno, no del todo considerando que tendré que verlo cuando salga y, enfrentarlo.
Ay, qué horror.
Sólo espero que no se comporte o, que las cosas sean extrañas entre nosotros. Enfrente de mi familia o de Debi, tendré que rezar en silencio y esperar a ver cómo se comporta.
Ay, Débora.
Sé que no es su novio, ella me lo dijo. Bueno, no usó esas palabras, pero sí lo dejó en claro cuando confesó sus planes de buscarle una novia. Y, aun sabiendo todo eso, no sé por qué, pero presiento que acabo de traicionar su confianza. Siento que la apuñalé por la espalda cuando me besé con Leo. Algo en mí me dice que, hice algo mal (horrible en verdad), cuando le besé, aun sabiendo que, aunque Débora y él sólo son amigos, ella lo ve y le habla como si fuera su pareja.
Y esa culpa, ese remordimiento que carcome mi alma, es lo que me revela lo obvio si muero antes de despertar esta noche, que me iré al infierno.
Iré al infierno por esto. Soy una maldita traidora bajona de novios.
Dijo que le está buscando novia, y por eso le presentó a mis primas y a sus amigas. Y..., también le dijo que yo estoy prohibida, que soy un angelito al que jamás le deben poner las manos encima.
Ay, Cristo mío...
Culpo a las malditas hormonas, ellas me obligaron a besarlo.
—Pero, ¿qué he hecho? —Me atormento mientras me paso las manos por la cara en un momento de pura frustración.
Dejo correr los segundos..., que se convierten en minutos, y esos minutos en una hora que he usado para desahogarme y ponerme a rezar como en monasterio, para tratar de obtener el perdón y la completa absolución de todo pecado e impúdico pensamiento que cruzó mi cabeza cuando probé el fruto prohibido.
Cuando estoy vestida apropiadamente para salir a la fiesta de mi prima, abro la puerta de mi habitación, demasiado inmersa en mis propios rezos y culpas que..., no me doy cuenta de la figura que cae a mis pies, cuando abro la puerta.
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¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]
Novela JuvenilLa joven adulta, abogada y devota religiosa Lilith de veintiún años, despierta su sexualidad descubriendo emociones ocultas y avivando la llama de la inocencia que los hermanastros Bianchi Soto despiertan en ella, haciéndole una tentadora oferta que...