Siglo XXI
Lidia Elizabeth Dubón, reina de los Dubón y defensora de la Tierra bajo el sobrenombre de Athea, Princesa de la Esperanza, se encuentra de visita en Londres cuando por azares del destino se encuentra con una convención Potterhead en el cen...
Salimos del banco de Gringgots y empezamos a caminar por las calles. Para que nuestro dinero no se viera tan llamativo, el duende que nos atendió utilizo un hechizo que permitió que todo lo que sacamos cupiera en pequeñas bolsitas, eso como agradecimiento por el "humilde" obsequio que le di.
Harry; oye Hagrid, a donde iremos ahora dijo mientras caminaba a su lado y nosotras al otro lado.
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Hagrid: iremos a comprar varitas mágicas, un mago necesita una
Nerea: y a donde iremos a comprarlas
Hagrid: iremos a Ollivanders
Llegamos a la mencionada tienda que en realidad era una casa de tres pisos casi en ruinas, el primer piso era la tienda.
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Hagrid: niños, iré a hacer una diligencia, ustedes pueden adelantarse, cuando salgan ya estaré aquí.
Tal y como dijo Hagrid nos dejó a los tres frente a la tienda de Ollivanders, entramos a la misma y una campanita anunció nuestra llegada.
Una vez dentro un viejecito con porte amable nos recibió, al ver a Harry se sorprendió mucho.
Ollivander: será posible que sea él dijo viendo a Harry
Harry: a que se refiere señor
Ollivander: eres Harry Potter, el niño que sobrevivió
Harry se sentía bastante incomodo, por lo que nos contó a Nerea y a mí, todo el mundo le llamaba sí, y no le gustaba llamar la atención por lo que decidí intervenir.
Anna: eh, señor Ollivander, nos podría vender unas varitas mágicas por favor dije lo más tierna posible, el viejecito poso su vista en mí y por una extraña razón me sonrió con calidez.
Ollivander: pero que tenemos aquí, una tierna niña de ojos dulces
Anna: ah
Ollivander: sabes, es muy curioso, hace ya varios años una niña muy parecida a ti vino a mi tienda a comprar su primera varita mágica.
Anna: enserio pregunte curiosa
Ollivander: oh sí, lo recuerdo como si fuera ayer, tenía una gran bondad y unos modales muy finos, y su mirada, jamás vi unos ojos tan rebosantes de dulzura como aquellos hasta ahora dijo viéndome directamente a los ojos, tus ojos son idénticos a los de esa niña.