—Pero miren quienes llegaron —exclama Ronald hacia nosotros en un tono de burla.
—No molestes,Weasley.
Siento a Newt a mi lado y recargo mi cabeza en su hombro.
—¿Preparados para la fiesta? Es mañana por la noche —recuerda Harry.
—Claro que estamos preparados... —los gemelos se miran de manera cómplice.
—Esperemos que ahora que Newt nos acompaña, no te vuelvas a subirte a una mesa—recuerda Ron. Mis mejillas se tornan rojas de vergüenza.
—Ya lo había olvidado —me quejo dejando caer mi cabeza en la mesa.—Fué culpa de George y Fred —acuso.
—Nosotros no te obligamos obligamos nada.
Scamander daba caricias lentas a mi espalda.
—Dejando ese tema de lado, —sale Her al rescate —Hay noticias sobre el ex-mortífago que escapó de Azkaban —susurra. Eso llamó mi atención. Me enderecé un poco para prestar atención.
—¿Informaron quién es? —pregunta Harry intrigado.
—Si, lo hicieron—Me lanza una mirada rápida—Es... Alessandro Lestrange.
Mi cuerpo se paraliza por completo.
No podía ser posible.
[. . .]
—Quiero...entenderte, —Newt se sienta a mi lado —¿Porqué reaccionaste así cuando mencionaron a ese Lestrange?
—Yo... —suspiro —Alessandro Lestrange es hermano mayor de Bell, —asiente sorprendido y me indica que continúe—Él...bueno él...
Mis ojos se inundaron de lágrimas.
—Hey, hey —se sienta a mi lado y pasa su brazo por mis hombros —Tranquila...
—Él intentó abusar de mi Lunita —me eché a llorar a mares.
Era un tema delicado, muy delicado. Lo recordaba como si fuera ayer, como ese animal paralizó a nuestro prefecto y se coló a la sala común para poco después entrar a la habitación de Luna. Para la suerte de todos, Neville había olvidado unas cosas en su habitación, al llegar se encontró con esa perturbadora escena y no dudó en salvar a mi mejor amiga. Desde ese día estoy en deuda con Longbottom.
—Descuida b-bonita... cuidaremos de Luna, lo prometo. —besó mi cabeza y yo lo abracé por la cintura.
No sé qué haría sin mi Scamander.
[. . .]
La fiesta era esta noche, por lo que me encontraba terminando de vestirme en mi baño, pues Newt se encontraba en mi habitación esperándome.
—¡Newt! —le llamé.
—Dime —lo escuché detrás de la puerta.
—¿Puedes pasarme el vestido amarillo que está en mi armario, por favor?
—Un momento... —dijo.
Esperé y poco después Newt regresó.
Abrí un poco la puerta y su mano me extendía aquel vestido.
—¡Gracias!
Cerró la puerta y terminé de vestirme.