Una risa con subtítulos entre comillas

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No me quito el vicio de esperarte en casa, apoyando mi cabeza en el cristal y cuando empañó de un suspiro la ventana, dibujo un tres en raya que vuelvo a empatar.

La Oreja de Van Gogh

La Oreja de Van Gogh

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Freya G.

Lo terrible de hacer cosas malas por un bien mayor es que nadie lo entenderá más que tú misma— Me digo a mi misma mientras detengo el video justo en el momento en que la mano de Joss es rota por la suela de Esteban.

Necesito encontrar a Lee Dong-Jung antes de que sea muy tarde. Aún puedo ganar la guerra, aún puedo hacerlo.

He llegado muy lejos por algo, no puede acabar así. Perdería todo, por eso ya no puedo detenerme. Aunque desee acabar con todo lo perdería todo, mis planes me salieron mal.

Creía que si envenenaba las vacas Joss regresaría a casa para ver el problema, regresaría a mi pero separo los bienes de la familia. Nunca la creí capaz de algo tan frío pues se alejó de la hacienda y de Parras, el pueblo que vio crecer a su padre, a mi esposo.

—Mi señora el padre ya está aquí, el fue el mismo que bautizó a Samuell—. Se sienta frente a mi, es un hombre serio.

Fue uno de los primeros en tenderme la mano cuando vine a México en busca de una nueva vida donde nadie me conociera.

—Dejanos a solas Alexander—. El asiente y se marcha.

Puse unas runicas de protección para evitar que todo lo que diga aquí no se escuche.

—Dígame Freya en que te puedo ayudar—. Me pregunta con suavidad, lo observo por un largo momento.

—Todo lo que diga será en confesión—. Primero lo primero.

Estoy tan sumida, debo de sacar el veneno que me mata. Pero también me debo de asegurar que todo lo que yo diga sea dicho en mi contra.

—Sí, así es, tu sabes que todo lo que se diga en confesión yo no puedo pronunciarlo—. Me aclara el su voto de silencio.

—Por mi culpa la quinta guerra mundial de especies se hizo—. El arruga el ceño sin comprender absolutamente nada.

Muerdo mis labios, me está matando esto, joder. Tallo mi rostro, un momento de debilidad, por poco lo tuve. Nadie puede saber mis pecados porque todo lo que diga es usado en mi contra.

—Olvidelo padre, lo regresaré a casa. Y no diga nada—. Me levanto de ahí dejando al padre con las dudas que respuestas.

Tu no eres así Freya, vamos, tu no eres como esos individuos débiles que buscan perdón. Tu eres Freya Grace, hija de un monarca, eres una matriarca.

Le marcó a Esteban y el me contesta enseguida.

—¿Tienes algo? —. Le pregunto con fastidio

DONDE VOY [5] OMEGAVERSE +19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora