Primera pelea

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—Sabia que te terminaría gustando—aseguró Baji mirando la sonrisa de la chica.

Lea asintió con un bocado de peyoung yakisoba en la boca. Se había saltado su última clase con Baji y ahora estaban bajo un árbol observando atentos a Chifuyu por la ventana de su salón—claro sin que esté se entere.

—Hey Baji, hay algo que he querido hacer desde que te conocí—se acercó lentamente al pelinegro y puso una mano sobre el hombro del muchacho.

—Eh????—se alteró pasando con fuerza los fideos.—No puedo, soy leal a mi amigo.

—¿De qué rayos hablas?—preguntó encojiendo los hombros.

—¿Tú de que hablas?—dijo devolviendo miradas fugaces a la ventana esperando que nada se viera raro.

—Solo quiero trenzar tu cabello idiota—sacó la lengua jugando.

—Ah—soltó un suspiro.—Esta bien, tienes hasta que terminen las clases. Y espero que quede bonito.

—Te aseguro que todas piensan eso...no importa como lleves tu cabello.

El timbre había sonado y el rubio fue directo al salón 3 por sus amigos sin éxito alguno. Bajo a la cafeteria pero tampoco pudo verlos, en su búsqueda recordó que un día a la semana Baji se saltaba la clase de literatura -acompañado del rubio en ocasiones-, así que revisó el árbol donde solían dormir.

Allí los encontró. En una memorable situación si se podía decir. Baji con dos trenzas unidas a forma de corona decorada con unas flores -de quien sabe dónde– y algunos mechones cayendo por su rostro. Y Lea tirada en el piso tomando fotos a su amigo desde el mejor ángulo posible.

Ahogó una risa y se acercó sin ser notado. Nadie se podría imaginar al salvaje y fuerte Keisuke Baji posando con tanta delicadeza solo para complacer a la chica que continuaba dando indicaciones sobre posar hacia la luz.

Aprovecho que una de las flores del cabello de Baji salió volando, la atrapó y colocó en la oreja descubierta de Lea.

—Tu te ves mejor con ellas.—sonrió retirando la mano con cuidado.

La pelinegra se mantuvo inmóvil momentáneamente mientras procesaba aquello, al mismo tiempo que Chifuyu terminaba con el elaborado peinado de Baji, quien ahora llevaba un lío de hierbas y ramitas en su sedoso cabello. Molesto por ello recurrió al karma.

Si Chifuyu lo jodía un poco, él también podía, ¿verdad?. Se acercó y pasó un brazo sobre su amigo.

—Sabia que tus años de leer manga shōjo darían frutos.—mostró sus afilados colmillos.—"Te ves mejor con ella Lea, pasemos medio año intentado tomarnos de la mano y besémonos bajo los pétalos de un cerezo floreciendo".

—¿Manga Shōjo?—preguntó curiosa.

—¡Baji-san!—se lanzó sobre el pelinegro.

—¡Oh! no lo sabías—dijo fingiendo de sorpresa mientras detenía a Matsuno.—Deberias ver su habitación.—pensó nuevamente en lo que le costaría retirar todas las hierbitas de su cabello y más que preguntar sentenció—¿Qué tal si vamos hoy?

Chifuyu paró en seco. Su casa. Su habitación. Sus pilas de manga. Sus pósters, su figuras. Una chica. Todo en un mismo lugar.

Ser un Otaku pandillero al que le gustan las predecibles historias de amor. No es una descripción que las mujeres busquen en un hombre. ¿O si?

—Vamos, vamos.—apoyo la pelinegra emocionada.

[...]

Keisuke y Chifuyu vivían en el mismo edificio. Se conocían desde los 12 años y han sido mejores amigos desde entonces. Pueden entenderse sin decir una sola palabra. Siempre se han apoyado y valorado más que nada.

Aprendiendo a Amar - [Chifuyu x Oc] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora