Manos te faltan

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Sesshomaru se arreglaba la camisa mientras ella se ordenaba el cabello, el se preguntaba como es que nadie los había escuchado, ambos salieron y se despidieron con un beso.

El chofer de Sesshomaru le habrio la puerta, era un chófer nuevo pero muy recomendado.
—Su madre me mando a decirle que esta muy molesta ya que no le aviso que llegaría tan tarde—Le dijo el chófer a Sesshomaru.
—No le digas nada a mi madre— Ordeno el papucho llamado Sesshomaru mientras entraba al auto.

El chofer conduce a la casa de Sesshomaru, pero al mirar por el retrovisor nota que los estaban siguiendo, un camion negro sin patente con espejos polarizados.
El chofer de Sesshomaru decide tomar una ruta distenta, el ya era experimentado, no quería exponer al muchacho ni quería ponerlo en peligro, así doblaba en algunas calles para que aquel camión dejara de seguirlos, por suerte el chófer logro lo que quería y también se dio cuenta de que el joven estaba dormido, también noto que el tenia un leve chupeton en el cuello.
—Por Dios... los jóvenes de ahora se apresuran con todo— Finalmente el chofer lleva y mueve con delicadeza a Sesshomaru para despertarlo.

Sesshomaru despierta y bosteza, baja del auto y entra a la casa hiper mega mansión, aun estaba medió dormido, pero despierta de inmediato al escuchar la voz de su mega super empoderada perrisima madre.

—Supongo que ni siquiera pensabas en llamar ¿O si? Al parecer se te olvida que vives bajo mi techo y que aun eres un niño— Hablo Irasue de brazos cruzados, estaba molesta y había estado muy preocupada por el.

Sesshomaru sin saber que verga responder traga algo de saliva y busca una excusa —El profesor Kirinmaru me... castigo—

Irasue se acerco y comenzó s revisarle la cara, entro el cuello, de inmediato ella noto el leve chupeton, esta vez no habria santo que salvara a Sesshomaru.
—Sesshomaru... te pregunto nuevamente ¿Por que llegaste tarde?— Un aura de los miles de demonios salian de Irasue, Sesshomaru lo único que pudo hacer fue correr hacía su habitación para salvar su vida.

Al día siguiente, no hubo perro salvado, Sesshomaru amanecido todo machacado pero feliz porque no se arrepentía de nada.

Rin y Kagura habían llegado temprano como siempre, Irasue las recibió con una grata bienvenida.

En alguna esquina cerca de la mansión de Sesshomaru, estaba un chico con gorra y con una mochila, esperando a que algún angustiado pasara y se acercara a el.
Pero también un auto negro lo esperaba, era Takemaru el que lo estaba esperando para llevarlo con Naraku, también tomo su celular y comenzó a investigar sobre la mansión que estaba cerca.
—Así que el muchachito y la doña viven ahí, interesante...— Dijo Takemaru mientras seguía investigando. —Ni la camioneta que mande logro seguirlos—

Sesshomaru sale al patio sin camisa y con unos lentes de sol, hacía calor y no estaba tan acostumbrado aún, pero tenia la suerte de tener una piscina, Rin y Kagura estaban adentro ordenando, su madre estaba en su oficina trabajando.

Irasue mientras ordenaba los papeles de su oficina habre la ventana y enciende un cigarrillo y se lleva la gran sorpresa de ver a Sesshomaru en el patio, se estaba dando cuenta de ciertos cambios de su hijo, eso le llamaba mucho la atención, definitivamente tenía que investigar que es lo que estaba pasando.

Sesshomaru se sienta en la orilla de la piscina y moja su pies —Esta calor me esta matando— 

Irasue termina el cigarrillo y sale de su oficina, se asegura de que Rin y Kagura no estuvieran cerca, entra a la habitación de su hijo y cierra con cuidado la puerta, observa bien la habitación, estaba ordenada eso era raro en Sesshomaru, ella se pone a husmear entre las cosas de su hijo, entre sus cosas encuentra los perfumes que le regalo para navidad que estaban agotandose, Sesshomaru nunca se hechaba tanto perfume y menos esos que eran caros a menos que fuera para una ocasión muy especial.
Pero todos sabemos que la doña quiere saber quien es la chica que mantiene distraido a su bendición.

El Destino De Conocerte (Sessirin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora