Indignados.

1 0 0
                                    

Huele a mortecina, yace una mosca muerta en medio de mi cuaderno en el cual supuestamente la vida se torna un poco liviana  y desvía toda indignación que a través de unos cuantos pasos a desnivel; la vida se torna un poco injusta.
Huele a podredumbre, al saber que aquellos muros que dividen al hombre como si se sometiera a un corral de arreo que son levantados por familias que no tienen más preocupaciones que la altura del césped de su campo de golf, se ven tan normales como las gigantografias que te anuncian que ya se encuentra disponible en todos los puntos la nueva  herramienta de  estupidización  para todos las generaciones, géneros y edades.
Huele a salado, huele a esos esteros que poco o nada importa y que ahora ya no son más que guaridas de la incertidumbre , contaminación y humildad mezcladas en rostros que se enfocan en un tantito de diversión en medio de tanto lastre.
Huele a sabiduría esquizofrénica o viveza criolla que alimenta el ego, carcome la honestidad y termina llevando pan a la mesa de aquellos que se les dice ser, que los valores te llevaran lejos y construirán un mundo mejor para sus hijos, nietos y quien sabe que mierda más se les inventará aquella niñez que vive al día con farándula, estereotipos y modas que alimentan al sistema como las ofrendas dadas a cientos de dioses.
Huele a químicos extraños, alineados por identidades que quizá ya caducas hacen de este mundo algo mejor; según aquel que la consume, sin saber que les pela su abrigo como oveja trasquilada y les hace andar como zombis paralíticos por tan solo unos minutos de éxtasis y lujuria.
Huele a oligarquía primitiva, feroz y torpe, instaladas en islas de riquezas rodeada de bodegas que destila su más preciada creación nefasta, disfrazada de discurso popular que se llenan los bolsillos y la boca de decir que es lo más exitoso para todos.
Huele a mortecina al ver esa mosca muerta en medio de mi cuaderno, provoca asco al tratar de retirarla de entre mis hojas.
Pero también, huele a esperanza.
Huele a valor quemado por el sol de medio día en medio de un semáforo ganándose las monedas entre ventanillas de autos que quizá aguante para la  siguiente jornada que es la de la merienda.
Huele también a pureza a pesar de tanta contaminación, a pureza de sinceridad y confianza, a pureza de manos que dan y no les importa recibir, huele a pureza que en medio del  caótico espacio de una puta metro vía cede el asiento sin morbosidad a aquella señorita que viene desde la urbe más densa hasta el norte más lejano.
Huele a un nuevo amanecer que a pesar de las miles de inconformidades emprende la lucha de aquellas personas que son más valiosas que cualquier perla.
Huele a gente verdadera, descarriada, despistada, pero verdadera.
Huele a franqueza, a valentía, a personas que son "cero vergas".
Huele a un futuro complicado pero venidero. En el que si no nos indignamos de nuestro alrededor, seguirá apestando todo a muerto…

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 01, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Indignados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora