Era jueves 17 de abril del 2018, en American School foundation (si, suena poco creíble un colegio así en la Cdmx pero lo hay) dentro de uno de los tantos baños de las instalaciones de caballeros, tres adolescentes: un asiático, una mexicana y otro loco francés pero que toda su vida había vivido en Mexico. Ya se imaginaran quien es quien pero en el caso de ellos, ni siquiera tienen idea de qué en realidad ninguno de los tres se conoce más que por una capa de encima.
—¡Jome abre la puerta, no ganas nada con estar frente a la taza todo el tiempo! —dijo Sarah mientras forcejeaba la puerta de uno de los cubículos en el mismo baño. ¿Que hacía Sarah ahí? No es necesario preguntar.
—Sarah, salte de aquí yo me quedo con el, van a castigarnos si nos escuchan aquí —dijo Adrián
—Pero es que siempre que dices que te vas a quedar con el nunca haces nada, ándate a la mierda tú y déjame aquí a solas con el.
Sin más que hacer, Adrián volteo los ojos y nada más sé marcho, fijándose que no hubiese alguien que se percatara de que había una voz femenina en el baño de hombres, total... se suponía que todos debían de estar en sus aulas pues solo faltaban 50 minutos para terminar la jornada de clases.
Mientras tanto Jomei seguía provocándose el vomito y trataba de hacer el menor ruido posible, aunque no era fácil, en menos de dos minutos salió con la mirada al suelo del cubículo en el que estaba encerrado
—Lo siento —dijo Jona, bastante apenado pero sin un gramo de culpa más.
—No, lo siento a mi... ¿para qué? mírate al espejo —tomó de la mandíbula agresivamente al chico y lo acercó al espejo, obligándolo a verse a él mismo
—Ya, basta... —, yo no quería hacerlo te dije que me sentía mal, no sé qué comí
—Y sigues con lo mismo —lo soltó de golpe —Jo, parezco tu mamá, siempre estoy cuidando de ti y mira, siempre sales del baño que se te pase enfrente provocándote el vomito
—Es que, te juro que no soy yo —decía seguro de si mismo y con un tono bastante angustiado —. Yo no quiero vomitar es en serio, a mi solo me dan ganas y no puedo evitarlo... entiéndeme, solo hago lo que mi cuerpo me pide —se agachó y se enjuago la boca con el agua de la llave
—Estás mal. Ven acá —después de que Jo escupió el agua, suspiró y lo tomó para abrazarlo, él se limitó a regresarle el abrazo.
Una hora después, Jomei había entrado a su casa, nadie lo notó, se escuchaban a lo lejos algunos regaños de parte de una voz masculina, el suponía que era su padre, su madre acostumbrada antes de ir a trabajar tenía que dejar limpia la casa antes de dejar a su esposo que trabajaba en el turno nocturno.
Para poner contexto, Jomei Minami es un adolescente de 16 años, que vive en la ciudad de México desde 8 años atrás. Japón es su ciudad natal, pero por cuestiones laborales a su padre le tocó trabajar en una de las empresas que maneja Japón pero aquí en Mexico. No hubo molestia en cambiarse de país, al contrario, Jomei pensó que sería la solución a todo pero no fue así, por desgracia sigue enfrentado el mismo sueño y el mismo pensamiento desde que tiene 3 años.
Jomei comenzó una relación con Sarah en segundo de secundaria, a algunas personas les parecían atractivos esos ojos de gato, sus labios tan pequeños pero abultados de la parte inferior y el blanco de su piel. A otros... a otros les precia un "chino que quería arroz" un motivo de burla para media escuela. No era tanto el bullying, pero bullying era bullying.
El comenzó a tomar clases para tocar la guitarra eléctrica y la batería online en algún tiempo, también pintaba cuadros que tenia colgados en su cuarto y de su abuelo aprendió a tejer peluches que de posan encima de cama cuando está tendida. Le gustan los aromas pero su favorito es el de coco con canela, a lo que olía su abuelo siempre.
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Borderline
Mystery / ThrillerNo sé qué mierda escribo pero todo tiene una historia, hasta el mas mínimo detalle.