Capítulo 8

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Nota: Arreglé unas cosillas aquí, que había pasado por alto y agregué un par de acontecimientos. Disfruten
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Mantuve mi distancia escaneando a la multitud que en aquél gran salón se encontraba, las damas y caballeros del pueblo lucían sus mejores atuendos.

Muchos de ellos bailaban, otros conversaban animadamente. Había algunos jóvenes tras muchachas bien parecidas.
Padre y madre contemplaban a mi hermano quien danzaba con la menor de los Castilla y mi más cercana amiga, se les notaba felices. Todos sabíamos que se atraían mutuamente y que era cuestión de tiempo para que una unión entre las familias se diera.

Caminé hasta salir del lugar, el sereno de la noche tocando mi piel y el frío colándose en mis huesos, avancé por el sendero rodeado de arbustos llenos de rosas blancas hasta un gran arco de plantas enrredadizas, debajo de el estaba un gran banco de piedra, donde me senté por un par de minutos, escuchando el sonido lejano de los instrumentos.

Las multitudes me parecen abrumadoras, es mejor cuando estoy en soledad o en compañía de sólo un par de personas.

Escuché el sonido de unos pasos que eran lentos. La luces que iluminaban el jardín fueron bajando,hasta que quede casi a oscuras; me oculté entre las sombras de aquél arco, la oscuridad le favorecia a la persona que por ahí andaba, ya que impedía que pudiera divisarlo.

Más pisadas se oyeron y el graznido de un animal se escuchó fuertemente cerca de mi, dirigí mi mirada hacia arriba y pozado sobre aquél arco se encontraba un cuervo, cuyas alas se extendian completamente y su pico estaba abierto, saliendo de él un escalofriante sonido que causaba que mi piel se erizara.

Era sin duda un animal digno de admirar, sus plunas negro cual carbón resplandecian cuando la luz de los faroles alejados se posaba en ellas; Mi garganta se secó al ver los ojos de aquella ave, tan brillantes como la luz de una vela; detenía su graznido por segundos, en los cuales me contemplaba y luego emitía el sonido con más fuerza. 

Un aire frío recorrió el lugar y lentamente, sin apartar la vista del ave me di la vuelta para volver al gran salón, golpeandome con una pared de músculos que casi me hizo caer al suelo.

—¿Se encuentra usted bien, señorita?— aquél hombre me sostenía delicadamente en sus brazos evitando mi caída.

—Sí. Muchas gracias, señor.— me aparté rápidamente, saliendo de mi estupor, poniendo distancia entre nosotros.

—No debería estar sola y tan lejos de la celebración—Sus ojos negros, tan oscuros como el cielo nocturno en medio de una tempestad, me innotizaban, llenandome de ganas de perderme en ellos.—Además, esta lugar está muy oscuro; cualquier ser humano lleno de malas intenciones podría hacer de las suyas.

—Yo... yo necesitaba un poco de aire fresco.— Susurré tan bajo, me sentía como una infante regañada por su padre.— Y usualmente este lugar se encuentra en soledad, nadie vienen por aquí de noche.

—A excepción de usted, claramente, debe tener cuidado. Muchos querrían poseer a una mujer tan hermosa, y créame cuando le digo que harían hasta lo imposible para lograrlo.— Conforme decía aquellas palabras se acercaba a mi, hasta que solo centímetros separaban nuestros labios.— La avaricia de las personas por poseer algo hace que sean impredecibles.

Su mirada quemaba la mía y me hacíendome sentir mi cuerpo ardiendo. Un escalofrío me recorrió y el frío se apoderó de mi cuando el calor que su cuerpo emitía dejó de envolverme.

—Vuelva a la celebración, no toleraría que algo le sucediera, mi señora. Además, parece ser que solicitan su presencia.— alza su mano y el cuervo que se encontraba en el arco vuela hacia ella, posandose suavemente. Y extiende sus alas cuando el hombre comenzar a acariciarlas. Adentrándose en la oscuridad y alejándose hasta perderse.

Caminando de vuelta al salón, me percato de que no pregunté su nombre.

Una brisa fría me toca y el viento susurra: —Varlak.

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—Estás hermosa.—unos brazos rodearon mi cintura abrazandome, las manos de James quedaron en mi vientre y su cabeza descansó en mi hombro derecho.

Una sonrisa abarcó mi rostro.

—¿Dónde estabas?, no te había visto en toda la noche.

—Suelo ser escurridizo, cariño.— besó mi cuello.—Me debes un baile.

Tira de mi para que comenzará a caminar y estando dentro me acercó a su cuerpo, bailando al compás de la música.

En ese preciso momento, olvidando al hombre con ojos de tempestad, encontre lo que más anhelaba; pasar una vida a su lado, que pudiéramos demostrar ese amor tan grande que sentíamos el uno por el otro.

—Debes pedir mi mano.—Susurré.

—Ya la tengo sujeta, ¿para que pedirla?— inquirió de la misma manera.

—No te hagas el desentendido. Sabes a lo que me refiero, solo así podremos tener la libertar que deseamos. Padre te ama como a un hijo, no te negaría ese deseo.

—¿Crees que me daría la mano de su única hija?—siento un leve tono de burla.— Si no ha dejado tenerla a ninguno de los hijos de sus hombres más cercanos, aquellos que lo han acompañado toda su vida.

—Ninguno es digno.

—¿Y yo si lo soy?

—Puede.

Seguimos bailando, disfrutando de la compañía del otro, sin separarnos cada que una pieza acababa. Los ojos de las señoritas estaban en nosotros, la envidia y deseo se sentían que cada una de sus miradas.

Cuando el cansancio se apoderó de nosotros nos acercamos a una de las ventanas que daban al jardín,  el aire frío que entraba por ella secaba el sudor de nuestros cuerpos.

Mi hermano se acercó a iniciar con James una conversación sobre su entrenamiento, ignorandolos dirigí mi vista al cielo oscuro lleno de nubes y seguidamente al jardín, cuya iluminación volvía a funcionar, dejando ver su hermosura.
Detuve mi mirada en la fuente que se ubicaba en el centro, aquella que era la más maravillosa de todas; un calor recorrió mi cuerpo y al pasar los segundos, saliendo de las sombras se encontraba aquella ave de ojos de fuego que me observaba como si fuera su siguiente presa.

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Capítulo corto
Espero que les haya gustado.

¿teorías?
¿conspiraciones?
¿chocolate?

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