Vivir en ese lugar solo me provocaba impotencia al saber que no podré escapar hasta ser mayor de edad. Estúpidos padres, soy yo el que siempre carga con sus errores y problemas, tengo que aguantar todo solo y cada vez la carga es más pesada, ¿es muy egoísta de mi parte pedir algo de comprensión y cariño?, ¿cuánto tiempo podré seguir soportando sus gritos y peleas cada vez que se ven? ¿Cuántos golpes de parte de mi padre tendré que soportar por no cumplir sus expectativas?...
¿Cuánto tiempo seguiré estando cuerdo?
...
Tuve la desgracia de haber nacido en uno de los peores lugares para crecer, la mafia.
Algunos pensarán que es muy genial ese lugar por las películas y series populares de ahora, pero eso es solo una romantización de lo que es realmente. La realidad de este sitio es un todos contra todos, nunca puedes bajar la guardia ni confiar ciegamente en nadie, algo que considero muy estresante.
Mi infancia en este lugar se basó de aprender de los errores, como todo niño pequeño, pero con la condición de que mis errores se pagaban con dolor físico, no sé cómo es que no me quedaron muchas marcas de todas las golpizas que recibí por errores tan simples como romper un plato. Creo que mi padre tenía alguna otra razón para lastimarme, creo que descargaba su frustración en mí.
La adolescencia fue lo peor, tuve varias veces la idea de escapar, lo cual logré una solo vez sin éxito, había pasado por alto el hecho de que mi padre es líder de la mafia, por lo que tiene ojos en todos lados. No pasó más de una hora para encontrarme y el castigo que me dio me deja bien en claro que no tendría que volver a intentar esa loca idea que me generaba algo de esperanza, la cual ahora ha desaparecido.
Creo que fue en este punto que empecé a autolesionarme.
Hubo una vez en la que me intentaron secuestrar, no sé por qué esas personas lo intentaron, era obvio que no se importaban por mí en lo absoluto y no pagaría ni un centavo por mi rescate, a menos que hubiera algún interés de por medio.
Esa vez todo pasó muy rápido, estaba relajado en mi habitación escuchando música intentando alejar mi mente de esta prisión y relajarme. No sirvió de mucho, ya que escuché como la ventana se habría, pero no le di importancia al pensar que fue por el viento.
En un movimiento rápido sentí como me agarraron del cuello agresivamente, alcé la viste encontrándome con un señor que no pude distinguir más que sus ojos grises mirándome de forma violentan mientras me amenazaba con una pistola cerca de mi cabeza. Por el miedo reaccioné de forma rápida mordiendo su mano y arrebatándole la pistola, en un solo movimiento, dispare de forma nerviosa a su pecho, pero la bala termino en su hombro. El hombre reía por mi mala puntería y por el temblor que hacían mis manos, burlándose de mí a la vez que me animaba a intentar volver a dispararle, sabía que estaba jugando conmigo pensando que no sería capaz, pero en un arranque de adrenalina o idiotez si le termine disparando, esta vez acertando en su pecho.
Asustado solté el arma y caí de rodillas al suelo con mi cara deformada por el miedo, por último el hombre solo dijo: -Mi muerte fue por tu culpa, veremos como vives con eso- antes de irse de este mundo.
Ahora con esta experiencia empecé a autolesionarme con algo más de frecuencia.
Esas últimas palabras me siguen persiguiendo hasta el día de hoy, pero sigo intentando seguir con mi meta de salir de aquí, esta vez a través de los estudios. Lo bueno es que gracias a que ya estoy por entrar a la universidad me lo paso únicamente leyendo y estudiando, lo malo es que esos pensamientos negativos me atacan de noche, algunas veces por culpa de ellos no soy capaz ni de pegar un ojo, causando que me aparezcan ojeras.
Ahora ya estoy en el instituto, pero no sé que será de mi vida al salir de este lugar, que por más que sea mi sueño, la incertidumbre de como es ser libre también me genera inseguridad.