¿SEGURA QUE TODO ESTARÁ CONTROLADO, KATIE?
—Entonces, ¿te gusta éste o qué tal éste? —nos encontrábamos Lindsay y yo en una boutique comprando una sudadera para ocultar mi brazo hinchado aunque le insistí que eso no sería un impedimento.
—No lo sé, ya te dije que elijas tú porque me da igual —le respondí con una mueca.
—Aburrida —bufó.
—Oye, ¿qué te parece ésta? —repitió mostrándome ésta vez un suéter amarillo.
—Nada mal, ¿ya podemos irnos? —puse los ojos en blanco ya cansada y con el dolor latiendo en mi brazo.
Sentí un alivio cuando mi mejor amiga asintió y pagué el suéter, mientras salimos del lugar Lucas y Steven estaban en la plaza al frente de la tienda comiendo unos helados.
—¿Y para nosotras no hay? —levanté una ceja mirándolos.
Rieron al unísono fingiendo demencia.
Los chicos fueron directo a casa de Steven, Lindsay me había dicho que al rato pasaría por mi casa, eran las seis y media; había pasado la hora que mi madre me indicó que llegara a casa, después de mi brazo venía otro regaño por parte de ella, porque estaba segura que éste suéter no serviría de mucho.
Entré por la puerta trasera que también daba pase para entrar a la mansión, si quería sobrevivir sin una discusión con Ellie debía arriesgarme a escabullirme en mi cuarto y pasar desapercibida hasta mañana y pensar cualquier excusa para evadirle el tema.
El plan estaba perfecto, hasta que noté el detalle que mi madre hoy no tendría trabajo hasta tarde, y permanecía muy quieta sentada en uno de los sofás de la sala.
Escuchó mis pasos y enseguida que me observó con ese suéter que en su vida ella había visto, soltó una sonrisa forzada. Y yo ya sabía que significaba eso.
—¿Estás saliendo con un alguien, no es así? Y Lindsay es tu alcahuete —zanjó.
La miré con los ojos de par en par —¿Qué estás diciendo?, Claro que no.
—Llegas media hora tarde, además Lindsay no viene contigo. Además, qué feo abrigo. Ni siquiera es temporada de frío —me miró haciéndome saber que era inútil mentir.
Me tensé de inmediato cuando comenzó a acercarse.
—Acompáñame, quiero hablar contigo —se limitó a decirme.
Me tomó por el brazo y maldecí internamente porque justo era el lesionado, mordí mi lengua para no soltar un chillido.
—Sí. A mi habitación —contesté intentando sonar tranquila. Pero se detuvo al tercer paso y sentí que me puse pálida.
—¿Qué te ocurrió en el brazo? —abrió sus ojos hasta el límite cuando palpó la zona inflamada.
Y no me desmayé por suerte, ya que no pudo ocurrir algo peor sino que levantó la manga del dichoso suéter amarillo.
—No es nada, solo caí accidentalmente y me lastimé con una mesa de Lindsay —murmuré.
—¿Te caíste? Este golpe no es con una simple mesa Katie Jeanne —cada vez que menciona mi segundo nombre me desagrada y siempre me lo recalca cuando se enoja—, te recomiendo no me mientas, sabes muy bien que puedo descubrirte y no de una buena manera —me advirtió.
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Mi vida, mis reglas ©
Novela Juvenil‹‹ "Sé que voy a quererte sin preguntas, sé que vas a quererme sin respuestas"›› -Mario Benedetti. A Katie Anderson, la vida no le sonreía y para ser sinceros, realmente mucho menos a Lucas. Ambos eran tan distintos, pero a la vez tan parecidos que...