Corriendo

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La cena fue maravillosa, después de todo, mi madre tenía el poder adquisitivo para contratar a los mejores empleados que el dinero puede comprar, que incluía a un chef de renombre detrás de las creaciones culinarias. Si bien estando dentro de una de las siete maravillas del mundo, mi pensamiento no estaba presente en éste momento, que, obviamente, no pasó desapercibido para la matriarca Carvajal.

- Valentina, no es que espero que me des las gracias por darte esta comida digna de Nobel, pero ¿podrías al menos decir algo durante nuestra cena?

Debe haber estado tratando de llamar mi atención por un tiempo, pero su voz ni siquiera fue absorbida por mis oídos. Traté de regresar a la órbita terrestre y darle a Doña Lucía la oportunidad de charlar y tratar de participar en la conversación.

- Lo siento mama. Tengo la cabeza en otras cosas, y no me di cuenta que me estabas hablando.

- Sí, me di cuenta de que no soy tu prioridad a la hora de llamar la atención, pero te estaba comentando que me topé con José Herrera, ex socio de tu padre.

No es nuevo que ese nombre me repugne. En realidad, por algunas razones. Primero, es porque ese hombre, es realmente repugnante, con aires de conquistador tacaño, siempre viendo con descaro a las mujeres que lo rodean y mostrando su dinero de manera burda. Segundo, porque durante mucho tiempo, fue producto de una pelea en mi casa. Mi padre casi rompió la sociedad porque creía que mi madre y él tenían una aventura, que ella lo negó con todas sus fuerzas. Y tercero, pero no menos importante, porque tenía un hijo que era su yo más joven. Desde pequeño, Lucho, el hijo mayor del matrimonio Herrera, se comportaba como un playboy pero sin talento. Nunca hizo nada para llevar en alto el apellido de su familia, excepto salir con mujeres elegantes. La última fue una YouTuber famosa por sus tutoriales sobre maquillaje y venta de productos de belleza, frivolidad en persona. Pero mi madre siempre veía al niño con otros ojos, incluso tratando de engancharme con esto un par de veces. Y esto era todo lo que me faltaba, para hacer este fin de semana más traumático.

- Como te decía, me topé a José un día de estos y me dijo que Lucho está soltero y ...

- Madre, ni siquiera termines esa oración.

- ¿Pero por qué Valentina?

- Lo hemos hablado millones de veces y no me interesa Lucho. Incluso si fuera el último hombre del planeta. - ahora mi mal humor reinaría en esa mesa.

- Nunca le diste una oportunidad al chico y siempre fue muy dulce contigo.

¿Dulce? Creo que mi madre no conoce el significado de esa palabra. Lucho era una especie de persona frente a la gente que importaba , pero cuando no le prestaban atención, era un completo imbécil. Recuerdo una de estas fiestas de la alta sociedad a las que siempre estaban invitadas nuestras familias, ya que nuestros padres representaban a varios banqueros, empresarios y artistas que en su mayoría debían impuestos al gobierno. En algún momento de esa fiesta, si pudiéramos llamarla así, me fui a una esquina después de tomar un poco de agua. Sentí que alguien se me acercaba y una mano rodeó mi cintura mientras unos labios rozaban mi oreja izquierda.

- Te ves muy hermosa, Valentina. Daría cualquier cosa por tenerte en mi cama. - Esa voz repugnante entró en mis oídos y lo único que quería era responderle gritandolo al salón entero para que me escucharan que eso nunca sucedería, pero por el bien de la buena convivencia, respondí cortésmente. 

- Lucho, por favor quita tu brazo de donde está y no te atrevas a decirme más ese tipo de cosas, ¿entendiste? - Me alejé, pero no lo suficiente. Todavía me sostenía por la cintura.

- Algún día me rogarás ser mia, ¿quieres apostar? - Una sonrisa traviesa brotó de su rostro y tuve que contenerme para no patearlo en sus partes íntimas. Aparté la cara y obligué a mi cuerpo a alejarse de ese agarre. Cinco minutos después, estaba hablando con mi madre, que sonreía y me miraba como si dijera ven aquí, dale a este chico tan amable y agradable una oportunidad. Mientras revivía esa historia en mi mente, podía sentir esos brazos a mi alrededor y me estremecí de nerviosismo. 

Tu Toque I Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora