La elegida

Prologo

En un lugar del multiverso, localización inexistente para la mayoría de seres vivos, había una serie de planetas, 5 planetas, muy muy antiguos llamado el universo Serpentine. En ese lugar vivían una raza de serpientes más desarrolladas que las comunes, las cuales se hacían llamar Los Serpentines.
Existían 5 razas de estas serpientes y cada una vivía en uno de los planetas,el cual estaba gobernado por el general de cada raza. La primera raza fueron los Anacondrai, de los cuales solo quedaba un ejemplar, llamado Pythor, ya que los demás murieron en la primera guerra contra los humanos. Los Anacondrai eran los serpentines más fuertes, su habilidad era la invisibilidad y su hogar era el planeta central. La raza más poderosa por detrás eran los Hypnobrai, los cuales dominaban el control mental de seres vivos. Por detrás de los Hypnobrai estaban la tribu de los Fangpyre, cuyo poder era convertir todo lo que mordían en serpentine y las tribus más débiles eran los Venomari y los Constrictai. Los Venomari eran capaces de lanzar ácido corrosivo por los colmillos y los Constrictai excavar a velocidades insospechadas.
En el planeta de los Hypnobrai vivía una chica, una chica muy especial. La chica era la hija del general de la tribu, Skales. Ella se llamaba Sandra y tenía 16 años. Sandra medía un metro con setenta centímetros, tenía el pelo marrón ondulado y sus ojos eran de un tono gris precioso. En el fondo era una chica muy alegre, pero había que tener cuidado si se alteraba, ya que sus poderes eran inestables. Le encantaba leer y escuchar música, siempre sacaba muy buenas notas... Era una chica perfecta, bueno, casi perfecta ya que al tener tantos complejos sufría de depresión. Todo ello en su forma humana.
Sandra en forma humana.
Aunque fuera una serpentine siempre estaba transformada en humana, ya que las tribus serpentines tenían esta habilidad para escapar de los humanos en las antiguas guerras. Los serpentines odiaban a los humanos, por esa razon Sandra siempre iba como una humana, para joder a la raza que le dejo de lado por ser distinta.