4. Tu me miras yo te miro, que hermoso reencuentro

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Cada gota de agua que caía del cielo se iba contaminando con las lagrimas que caían de mis ojos e iban rodando hacia mis labios, estaba cansada de todo tipo de insulto o grito de parte de mi madre por una cosa sin importancia, pero para ella era como haber cometido un gran pecado, a tan solo mis nueve años sentía el dolor de la tristeza combinada con el desprecio, dolía tanto ese tipo de cosas, sentías que cada paso que dabas iba ser una decepción para tu maldito apellido, la única pregunta que retumbaba en mi cabeza era por que debía de cargar con esa molestia, tan solo era niña que quería un poco de amor.

- ¿Por qué lloras? – me pregunto mientras se sentaba con esa formalidad que tanto la representaba en el mismo banco que yo

-No estoy llorando-que mentira tan obvia, mis manos rápidamente limpiaron las lagrimas que bajaban de mis ojos.

Un suspiro salió de sus labios

-Entonces déjame pensar- se puso su dedo en modo pensativo mientras que mordía su labio inferior- lloras por esas niñerías de niños pequeños o el chico guapo de la granja te dijo que eras fea.

-No soy fea, abuela- un puchero se formaba en mis labios-Solo es que mi mama otra vez me regaño, pero no importa ya me acostumbre.

-Entonces no es nada importante

-No

- ¿Entonces que significan las lágrimas? -me pregunto- ¿Qué te emocionaste por el regaño de tu mama o que?

-solo..., no se abuela

-Siempre hay una respuesta, dímela, tenle confianza a tu abuela querida

-Mi madre siempre me regaña por cosas diminutas, y creo que eso es injusto-dije en voz baja

- ¿Por qué te regaño esta vez?

-Porque ensucie el vestido nuevo-decía eso mientras le mostraba una pequeña gota de lodo en el vestido color amarillo-es diminuta ni se ve

Recogió el vestido entre sus manos mientras lo sobaba

-Que sucedió para que pasara ese gran desastre

-Quería agarrar una de esas rosas rojas, pero había una en particular-le señale la parte adonde estaban dichas rosas

- ¿Qué era lo que tanta tenía en especial esa rosa? -me dijo mientras me observaba

-No se realmente, solo que me atraía su color, era más rojo que las demás y mientras las otras estaban resecas ella brillaba sin parar

-Eso es un engaño

- ¿Por qué?

-Yo las veo a todas iguales todas son rojas y ninguna sobresale mas que las otras-Me respondió

-No estas confundida, ven mira- le señale la rosa que sobresalía con más color- Ves a esa, ella tiene más color y da curiosidad

-Tu solamente a ella la vez con más color

-Hay algo de malo con eso

-No, escucha bien esto atenea, La belleza de alguien te da curiosidad y a la vez deseo, pero lo mas importante lo que mas sobresale de ellos te llevara a la gran oscuridad que esconden- mientras agarraba la rosa-Mira a esta rosa, la vez como lo mas hermoso y la deseas pero si te enseño su secreto ya no pensaras lo mismo-agarro la flor entre sus dos manos y comenzó y quitar cada pétalo-Investigas y solo observas misterios pero si llegas al final y introduces todas las pistas encontraras un terrible final -decía eso mientras me enseñaba el final de aquella rosa, en aquella rosa había lo mismo que las otras, pero era peor no solo estaba reseca también tenia unos cuantos gusanos-Observas que tienen el mismo destino que las otras pero hay algo diferente en ellas, su misterio.

Ese día entendí lo que me decía mi abuela mientras esos ojos chocaron con los míos, el misterio sobresalía de esos ojos verdes, su belleza era tan rara, pero eso me atraía, sus labios eran rosados y carnosos, su cara era fina, su nariz era fina, en total su cara era rara, pero a la vez atractiva, benditos los padres que lo crearon, lo hicieron con tanto amor, santísimo el dios de los deseos.

-Bueno, ellos son sus nuevos compañeros, por favor preséntense chicos

En ese momento no me importo nada solo ese diminuto movimiento de sus labios, literalmente nada, solo oía los murmullos de las chicas contemplando la perfecta belleza del chico que me miraba.

-Mi nombre es Damián, es un gusto conocerlos y en especial a ti- dijo mientras me miraba sin ninguna discreción

Espera solo yo había oído ese en especial a ti o que, las chicas en ese mismo momento de seguro se atragantaron con la misma saliva, hasta creo que algunas les dio un infarto.

Tanta concentración le había tenido que ni me di cuenta cuando su acompañante dijo su nombre, solo me di cuenta de los fuertes aplausos que daban mis compañeros, y para asimilar mi vergüenza repetí lo mismo que ellos mientras observaban las malas caras que ponían los chicos, envidia, si era envidia.

-Bueno es el momento de asignar sus asientos- observaba todos los asientos-Damián, Siéntate atrás de la señorita atenea-

Dios, ¿Qué te he hecho?, pero igualmente gracias

- ¿Quién es Atenea? – Pregunto Damián

-Atenea, por favor levanta la mano-exclamo la profesora

-Aquí-Dije mientras levantaba la mano, controlando el maldito nerviosismo que ni yo podía creer que tenia solo por levantar una mano

El solo asintió mientras caminaba tranquilamente con una sonrisa que la asimile a seductora o la típica sonrisa que ponía Sabrina cuando alguien le gustaba o alguien que observaba a una presa.

-Thomas, siéntate a lado de Timothy-Rápidamente levanto la mano mientras que en su cara tenía una gran sonrisa.

-Bueno ya que está todo listo, comencemos la clase.

Ni me di cuenta cuando había terminado la clase, solo recuerdo estar caminando con mis amigas mientras que en mi mente sobresalía una solo cosa Damián. 

SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora