CAPÍTULO 13

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"¿Coqueteando?"

–¿Estás bien? -pregunté conteniendo la risa-
–Ya ríete -dijo Mau aún en el piso y rodó los ojos-
Después de que Mau dijo eso, empecé a carcajearme; igual ya tenía su permiso.
–Ok ya, deja de reírte y ayúdame -exigió-
–Quién te entiende; primero me ordenas que me ría y ahora me pides que deje de hacerlo -dije rodando los ojos-
–Bueno sí, pero creo que es grave -Mau exageró-
–No exageres
–No, en serio; creo que me rompí algo -se quejó-
–Ok. ¿Qué te duele?
–Me duele mucho el tobillo -volvió a quejarse-
–Vamos, levántate 
–No creo que pueda caminar
–No creo que sea grave. Claro que puedes caminar; vamos, te ayudo -dije y le tomé el brazo para levantarlo- ¡Colabora! Vamos a mi casa, te pongo hielo en el tobillo y te curo las heridas
Mau tenía algunos raspones en las piernas y brazos.
–No puedo, de verdad 
–Está bien -dije en un suspiro-
Tomé su brazo y lo llevé por encima de mis hombros para ayudarlo a levantarse.
–Vamos, te ayudaré a caminar -dije cuando por fin se levantó del piso e intenté sostener su peso-
–No vas a poder. T/N, soy puro músculo, el músculo pesa más que la grasa -me subestimó-
–¿Ah, sí? Pues yo también su puro músculo y claro que puedo -afirmé con certeza-
–¿Le llamas músculo a tus brazos de espagueti? ¡Por favor! -dijo riendo-
–Ya, sólo camina -ordené-
Después de la subestimación de Mau hacia mí; llegamos a mi casa, abrí la puerta y dejé caer el ligero cuerpo de Mau sobre el sofá.
–Voy por hielo para tu tobillo 
–Gracias
Regresé con el hielo, me senté en el sofá y puse el tobillo de Mau sobre mis muslos para aplicarle el hielo. 
–Justo como Aidan lo hizo cuando me lastimé el tobillo practicando Skate -dije en mi mente-
–¿Te duele mucho? -pregunté con preocupación-
–Al principio, ahora ya no tanto
–Entonces ten -le entregué el hielo- Hazlo tú, yo iré por alcohol para curar tus heridas
Me levanté del sofá para buscar alcohol y algodón para curar las heridas de Mau; minutos después regresé con ellos y él empezó a quejarse sobre el alcohol en sus heridas.
–Está bien, no creo que sea necesario -se rehusó-
–Si no curas esos raspones hoy, quizá mañana las heridas empeoren -dije en subordinación-
–No, es que...
–¡Ya! Déjame ponerte alcohol -dije y empecé a poner el alcohol en sus heridas-
–¡Arde! -chilló-
–No te quejes -dije riendo-
–¿Sabes qué es peor? El ardor del alcohol en los malditos raspones que el dolor del tobillo roto -se quejó en una exageración-
–Que delicado eres -rodé los ojos- Ni siquiera arde tanto y tu tobillo no está roto
–¡Ya! Deja de ponerme alcohol -se quejó en un grito-
–¡Está bien, ya! -grité- Lo siento, yo sólo quería curar tus raspones
–Perdón por gritarte -se disculpó- Y gracias, pero estoy bien. No me importan los raspones
–¿Y el tobillo?
–Está bien, supongo que con el hielo la inflamación bajará y dejará de doler -dijo con una sonrisa atenuada- Malditos zapatos, me traicionaron junto con ese estúpido bache en la calle
–Te dije que esos tacones eran muy altos para ti
–No, ya los dominaba
–Entonces eres demasiado estúpido como para no darte cuenta que había un bache
–Estúpido el bache que se puso en mi camino, ¿ok? -dijo y ambos reímos- Oye, ¿tienes algo para beber?
–Claro, puedo ofrecerte agua -vacilé-
–Sabes a lo que me refiero
–Umm, déjame buscar; de pronto mis padres tienen algo
En la cocina de mi casa encontré una botella de vino y se la llevé a Mau.
–Es todo lo que encontré -dije entregándole el vino-
–¡Alcohol! ¡Por fin! Wow, vino añejo ¡mucho mejor! -dijo con cierta emoción-
–De nada -dije con ironía ya que él no me había dado las gracias-
–Oye, necesito otro favor
–Dime
–Es que, el baile ya terminó y ya no me siento cómodo usando este vestido, además, tengo frío
–Yo también debería quitarme el smoking ya
–Sí. ¿Me prestas algo de ropa?
–No creo que mi ropa te quede. La ropa más grande que tengo es mi pijama, ¿quieres mi pijama?
–No tu ropa, de tu padre
–No creo, esa ropa es muy grande para ti
–Ok, no importa
–Mi padre es gordo
–¡Sólo dame unos pantalones! -dijo un poco alterado cuando colmé su paciencia-
–¡Está bien! ¿Puedes subir las escaleras?
–Sí, vamos. Wow, espera, espera, espera, casi lo olvido el vino -dijo y regresó por la botella de vino-
Mientras subíamos las escaleras Mau fue bebiendo el vino.
–Ok, esta es la habitación de mis padres -dije y entramos en ella- Y este es su armario -le mostré a Mau el armario de mi padre- Elige la ropa que quieras. Yo iré a cambiarme el smoking
Mau asintió y yo fui a mi habitación, me quité el smoking y como ya era algo tarde me puse mi pijama. 
–¿Se puede? -dijo Mau tocando a mi puerta unos minutos después de ponerme la pijama-
–Sí, pasa -dije y Mau entró a mi habitación-
Mau ya se había quitado el vestido, pero sólo lleva puestos unos pantalones. Su torso estaba completamente descubierto, pude ver sus abdominales marcados y quedé boquiabierta.
–Dios, Mau de verdad hace ejercicio -dije con sorpresa en mi mente-
–¿Necesitas un playera? -pregunté con cierta incomodidad-
–¿Lo estás afirmando o cuestionando?
Creo que Mau me estaba... ¿coqueteando? 
–Uh... -fue todo lo que dije a causa del nerviosismo y la tensión-
–Estos fueron los pantalones más chicos que encontré, y las playeras de tu padre me parecieron muy anticuadas -justificó- ¿Me prestas uno de tus buzos? 
–Claro -dije y me apresuré a darle un buzo-
–Gracias -dijo cuando se puso el buzo- Ok, ahora me voy
–¿Sin zapatos? -pregunté señalando sus pies descalzos-
–Oh, tomaré unos de tu padre y luego me iré -explicó- También me llevo esto -dijo y tomó la botella de vino que había dejado sobre mi escritorio- Bye!
–¡Espera! Tengo que leerte Fangirl -lo detuve antes de que saliera de mi habitación-
–Sí, otro día; ¿te parece? Hoy ya es tarde
–Sólo son las 9:00pm
–Ajá, es tarde
–No, no es tarde. Puedes quedarte un rato más ¡Por favor! -supliqué tomándolo de la mano y haciendo que se sentara en mi cama-
–Pero, T/N... -se quejó y quiso objetar pero yo lo interrumpí-
–Shh -lo hice callar y logré que se quedara-

Aidan Gallagher, ¿mi verdadero amor? (Aidan y tú) [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora