dieciséis

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Oriana

El parto fue rápido; para mí suerte.

Lo más lento, fue el trabajo de parto, me hizo esperar bastante, pero, finalmente nació por cesárea.

Con un peso de 3,700 gramos y un ancho de 45 cm; Alina vino al mundo.

Ahora me encontraba con ella y Gonza en la pieza; porque si, ya me habían dado el alta, por suerte.

Alina estaba apoyada en mí pecho, mientras yo acariciaba su espaldita y Gonza, su naricita.

-Recién llegan y yo ya las estoy acosando- dijo Gonza entre risas.

Solté una risita; no me quería reír tan fuerte, así no la despertaba a Alina, me había costado una bocha poder dormirla.

-Gorda, es muy hermosa- sonrió Gonza contento.

-Es como vos y no se discute- sonreí mirándolo fijo.

Gonza dejo un sentido beso en mis labios y después del beso; me sonrió.

Alina empezó a moverse sobre mí pecho y empezó hacer muecas.

Dentro mío, pedía por favor que no se despierte; pero falló, si se despertó, se hizo caca encima.

Biza me alcanzó el cambiador, me trajo un pañal, las toallitas, la crema y el talco.

-Mira así aprendes- me reí.

Biza asentó y se sentó en la cama mirando espectante.

Le saqué el pantaloncito y le desprendí el body; se lo levanté hasta la pancita.

Alina ya estaba haciendo muecas; se estaba por enojar.

Le desprendí los abrojos del pañal sucio, se lo saqué, le limpié la colita con una toallita húmeda, le coloqué la crema humectante así no se paspa y le coloqué el talco.

La levanté despacito de ambas piernas, coloqué el pañal nuevo del lado de los abrojos para abajo a la altura de su cintura, lo acomodé adelante y lo prendí.

Le acomodé el body, le coloqué el pantaloncito y le di un beso en la mejilla; se había portado espectacular.

-Muy bien mí amor- dije con voz de bebé acariciando su naricita.

Alina soltó una carcajada, que Biza justo; logró sacarle una foto y salió hermosa.

-Ay, después pasamela gordo, porfa- lo miré sonriendo.

-Salió hermosa, fue muy justo- sonrió él también.

Alcé a Alina a upa, me acosté y la apoyé en mí pecho nuevamente como antes.

Entendí que tenía hambre, porque empezó a llorar y me tocaba distintas parte del pecho; cómo buscando la teta.

La acomodé y le di de comer; mientras Alina tomaba la teta, con Biza hablamos de diferentes cosas.

-Que envidia le tengo- dijo de la nada mirando Alina.

-Ay, estúpido- solté una carcajada.

-Después de ella, voy yo- me dijo con un tono pervertido.

Me reí por como lo dijo.

Se muy bien que está jodiendo, porque él sabe que no puedo hacer nada, hasta que no pasen los 40 días pos-parto.

Alina empezó a pestañear pesado, asique dejé de darle la teta, la acomodé boca abajo y empecé a golpearle la espalda despacito; para que haga provechito.

 Cᴜᴀʀᴇɴᴛᴇɴᴀ ➞ Bɪᴢᴀʀʀᴀᴘ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora