Capitulo único

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Cierto niño nunca había tenido un amigo en su vida o al menos a alguien digno de llamarle así, poder confiar o  solamente expresarse, no importaba cuánto se esforzará por tener alguien así, todo el mundo solo podía ver esa hermosa sonrisa y buen carácter a demás de inteligente, no importaba si el tenía una mirada muerta, los adultos solo veían a un niño de la calle siendo adulado por ser alguien inteligente, paso lo mismo cuando alguien le acogió, el solo se fijaba en que le fuera leal y sin sentimiento de remordimiento, ni que el pequeño tuviera problemas con el suicidio.

Al infante no le importa, después de todo era lo que la sociedad más podrida quería y el encajaba en eso, o eso pensaba hasta que conoció a alguien especial para su vida, aquel pelinaranja que le demostró que no solo era una marioneta de la mafia, que podía ser mucho más, eso le hacía sentir una leve cálidez en su pecho, obviamente no lo demostraría no diría.

Debía de admitir que cada vez que molestaba al pelinaranja algo en el sentía un gran efecto en el puesto que de manera indescriptible le sacaba sonrisas y sonrojos, cosa que a pesar de que su compañero las vieras no les tomaba mucha importancia aunque al parecer a el también le hacía sacar una sonrisa.

El estar juntos era genial para ellos, se hacían bromas el uno al otro, y pasan tiempo juntos a pesar de que dijeran lo contrario y cuando estaban separados buscaban la manera de estar unido a su compañero con hasta la más mínima excusa.

Eso hasta que esté se alejo de su compañero, al conocer a dos personas más, que le hacían salir una personalidad que el no sabía que tenía, disfruto su compañía hasta la última de está donde la separación fue la más dolorosa para el castaño, y abandonando a aquella otra persona que aún podría salvarle, pero tenía miedo de perderle a el tambien, por lo que decidió que esos ratos agradables quedaran en el olvido y se convirtieran en odio a más no poder.

-¿Es un relato muy ridículo verdad?

-No se de que estás hablando, apenas comenzaste a hablar -dijo Chuya tomando un trago de su bebida-

-¿De verdad? Juraría que estaba contándote un buen relato

-Debes estar ebrio ya

-No más que tú -dijo colocando su mentón en su mano mientras veia a su acompañante-

-No se de que hablas

-Si sigues bebiendo así te quedaras más enano

-Callate, -dijo mirándole con despecio- ¿Me contarás ese relato del que hablabas?

-Nop

-Tsk

Dazai río leve ante la reacción de su acompañante, estaban en un bar muy poco conocido, se habían encontrado de casualidad, así que hicieron una tregua por ese momento,Dazai le miro detenidamente y después acaricio la mejilla de Chuya quien le miro alzando una ceja

-¿Cuando comenzamos a odiarnos?

-Desde el inicio, cuando nos conocimos, ¿No lo recuerdas?

-Mmm ahora que lo mencionas, si recuerdo el golpe triple que me diste con tu pierna

-Te lo merecías

-¿Por qué?

-Estabas merodeando mi territorio

-Aja... , Sabes yo nunca te odie -dijo mirando al techo y retirando su mano-

-Aja te creo

-Hablo enserio, nunca te odie, solo me gustaba molestarte por tus reacciones

sentiments cachésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora