-¡Décimo! ¡Décimo! -gritaba Gokudera por el pasillo de la gran mansión-. ¡Ya es hora de levantarse!
Hayato Gokudera, guardián de la tormenta de los Vongola. Portador del sistema C. A. I. y mano derecha del actual jefe de la dicha mafia.
Gokudera, todavía caminando por el ancho pasillo, está buscando una habitación en particular, una donde yacía dormido en un profundo sueño cierta persona al que le tiene mucho cariño.
Luego de revisar todas las puertas, dibuja una cara de satisfacción al encontrar finalmente la que andaba buscando.
Antes de entrar, se toma un respiro y observa la puerta con entendimiento el prisma de roble tallado.
-Todavía no me acostumbro a estos grandes muros y pasillos -dice para sí mismo.
Toma la perilla dorada con una de sus manos y gira con delicadeza y sin ninguna prisa la mencionada.
Él entra haciendo resonar sus largas botas negras por el impacto que lleva al piso de azulejo. Se acerca cada vez más a la gran cama King-size de colchas rojas y doradas, las cuales yacían tiradas en el suelo. El cuerpo descansando las había tirado todas.
Pero el guardián, antes de pasar a la cama, se dirige a la gran ventana cubierta por las cortinas que se hayaban corridas. Tomando las dos grandes telas por ambas manos, éstas se abren de par en par debido al movimiento que la persona acababa de hacer.
-Ya es de día décimo -dice Gokudera acercándose ya a la cama del llamado-. Tiene asuntos que hacer.
Sin embargo, Sawada Tsunayoshi seguía revolviéndose entre las sábanas sin tener las energías suficientes para levantarse, o de abrir tan siquiera un ojo.
-Reborn... -hablaba Tsuna entre sueños.
-Décimo, ya levántese.
Para mayor eficacia de despertarlo, Gokudera ahora se dedica a mover el cuerpo dormido de su jefe. Dicha acción parece estar dando mejor resultado que ser expuesto por los rayos del sol.
-Go.... -empieza a hablar entre susurros-. Gokudera... Cinco minutos más...
-No puedo permitir eso Décimo -habla Hayato con cierto pequeño grado de pena en su tono de voz-. Usted tiene asuntos que atender.
Tsuna se gira sobre el colchón hacia el lado donde su guardián de la tormenta estaba parado. Abriendo los ojos lentamente, se sienta sobre su cama dando ligeros bostezos.
-Un pequeño descanso no mata a nadie Gokudera -le replica Tsuna cansado.
-Viéndolo de otra forma, sí lo hace -dice Gokudera caminando hacia una puerta dentro de la habitación y se detiene frente a ella.
-Sabes que he prohibido el asesinato Gokudera -Tsuna le habla a su compañero eliminando a cada palabra el cansancio acumulado, sin embargo, deja escapar un grande bostezo lo cual hace abrir su boca como si fuera a tragarse un tren-. Ayer trabajé hasta tarde dejando todo listo para el día de hoy.
-Pero.... -el grisáceo libera un leve suspiro de decepción y su tono de voz suena a cierta tristeza-. No hemos podido comunicarnos con ellos desde anoche.
-¿Eh? ¿¡En serio?! -Tsuna empieza a sonar más alarmado a como estaba antes al despertar-. ¿Qu-qu-qué deberíamos hacer? ¿Ya intentaron por otros medios y redes? Espero no les haya pasado nada malo, ¡a ellos no! ¡No pueden haber muerto!
-¡Décimo tranquilícese! -Gokudera vuelve a su lugar anterior y toma a Sawada de los hombros y lo agita levemente-. ¡Se trata de sus guardianes! ¡Confíe en ellos que son muy fuertes! Conserve la calma y tome compostura.
-S-sí, tienes razón...
-De cierta forma -su mano derecha trata de animarlo y despreocuparlo-. No ha cambiado nada en estos últimos años décimo.
-Y tú no eres la gran excepción -el Neo Vongola Primo lanza unas risitas para sí mismo.
-Bueno, lo dejo para que se vista, décimo -Gokudera se dirije ahora hacia la salida.
Antes de salir, Tsuna lo detiene con sus palabras.
-Por cierto Gokudera -Tsuna va directo al grano-. ¿Hasta cuando seguirás con esas formalidades de "décimo" y el usted? Sabes que no es necesario que me llames así.
A lo que el guardián responde con una sonrisa nostálgica.
-Podría decirse que... -con cierto nerviosismo, se rasca la nuca en su señal-. Que ya se volvió un hábito nombrarlo así.
-Trata algún día de llamarme por mi apellido al menos.
-Lo tomaré en cuenta.
Y acto seguido, cierra la puerta de salida de la habitación. Tsuna queda mirándola por unos instantes el lugar donde recién se había retirado, no sólo su guardián de la tormenta, su querido amigo también.
Pensar que algún día lo vería de esa forma pensaba Tsuna.
Gokudera.....kun.
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Mi final de KHR
FanfictionAl igual que muchas personas en este mundo que leyeron el manga de Katekyo hitman reborn, no nos gustó para nada el final de la historia. ¡Merecía uno mejor! ¡No un final abierto! Además, nunca mostraron la sexta forma del shigure souen ryu, la rela...