La Kunoichi y el Lobo II

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«A veces me pregunto lo que escondes detrás, mi silencioso amigo. ¿Qué máscara llevas? ¿O es que solo estás tan asustado como el resto?»
-o-o-o-

Kakashi la vio cruzar el pasillo a pasos rígidos y con los hombros cuadrados y firmes, como si ella esperase que alguien le atacara por la espalda. No había estado así hasta hace algunos momentos, primero ella lucia avergonzada, con pena de todo aquello que él fuese a decirle, por lo que al peligris le sorprendía enormemente que solo con demorar en abrir la puerta, la actitud de la chica cambiara instintivamente.

Se maldijo internamente hasta que la vio doblar en la esquina de las escaleras y luego cerró la puerta tras él. Ligeramente arrepentido de hacerla sentir incómoda en todo momento.

No es lo que él pretendía. Había leído sin parar los informes de Tenzo y comprendía que Sakura tenía un conflicto con el encierro —¡Cómo no tenerlo!— pero aquello era algo diferente al simple gesto de dejar correr tres segundos sin girar el picaporte.

—Debes de tener cuidado—dijo Jiraiya apareciendo desde el pasillo de su habitación.

Kakashi sintió ganas de golpearse la frente contra la puerta.

—¿Qué te hace pensar que no estoy tomando mis previsiones?

Él sentó su enorme cuerpo en la silla que antes había ocupado Sakura y se sirvió del plato de galletas de arroz dulce. El Hatake aprovecho para subirse la máscara.

—He estado observandote, Kakashi, no parece que estés tomándola. Sakura necesita espacio, creo que te estás acercando a algo en lo que no quieres estar.

—Ella no necesita espacio, necesita compañía.

—Necesita un psiquiatra y terapia.

—Con todo respeto, Jiraiya-sama, pero ambos sabemos que eso no sirve para una mierda.

Aprovechó para servirse un trago y uno para su acompañante.

El hombre brindó con él en silencio: —A ti, a mi tal vez. Pero Sakura es un ser diferente, puedo verlo. Sé mucho sobre mujeres ¿Sabes? ¿No has pensado lo difícil que debe ser para ella abrirse con alguien que conoce? Por ejemplo alguien como tú. Debe sentirse humillada, insuficiente, debe sentir que te falló. Ella necesita una conversación impersonal, alguien a la que su vida le importe una mierda, porque así no sentirá que le está fallando a nadie, especialmente a ti.

Kakashi no pudo distinguir si el ardor que recorrió su cuerpo fue por las palabras de Jiraiya, que se volvían realidad a sus oídos, o por el enojo que le provocaba tener que pensar en ella así.

—No quiero ser su psiquiatra—escupió—. Ambos sabemos que soy el menos apto, solo quiero estar ahi. Me necesita.

—Entonces actúa en consecuencia y deja de hacerla pasar un mal rato.

—¿De qué ha-

—Mirate, la culpa que se escapa de tu rostro, desaliñado, borracho, la sed de sangre y venganza brotando de tus poros ¿Crees que ella necesita reunirse con Lobo cuando viene a dar noticias de su vida?

—Estoy bien, estoy controlandome lo mejor posible.

El sabio se extendió en todo lo que pudo de la silla, con el rostro pétreo como si estuviera viendo algo más allá de él. Solo Jiraiya, con la experiencia que se gastaba, podía reconocer a su alter ego tan rápido como lo haría con su propia persona, y sin tapujos le pondría las cartas sobre la mesa. Kakashi —Lobo— sabía que podía tener una conversación honesta con el sanin, lo que no comprendía es por qué este quería o sabía acerca de Sakura, y sin embargo tampoco quería molestarse en entenderlo. Hubieron tantas cosas que quiso dejar de entender antes de volver a verla, y todas se las tuvo que tragar desde el momento en que sus ojos enormes llenos de miedo aparecieron en su puerta.

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