Capítulo Único

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Había pasado varias horas frente al ordenador, no sabía qué más escribir. Me acomodé en el respaldo de mi asiento, no duró mucho ya que Hongbin entró a la habitación — ¿Te falta mucho? — preguntó, solo negué con la cabeza — ¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara? — suspiré, no fue necesario decir algo, él entendió mi frustración — Descansa un poco, tal vez es lo que necesitas — asentí con la cabeza — por cierto… saldré un par de horas, cualquier cosa me llamas ¿de acuerdo? — de nuevo asentí con la cabeza y él salió después de sonreírme.

Él tenía razón, iba a ser necesario que tomara un descanso. Salí de la habitación, me dirigí directo a la nevera por helado y luego por una cuchara a uno de los cajones de la cocina.

Me senté en el sofá, no encendí el televisor por nada del mundo, tampoco tomé mi móvil, ignoré cualquier rastro de tecnología que estuviera cerca de mi, solo… comí el helado tranquilamente, en silencio.

Un par de cucharadas más al helado y lo volví a guardar, ya era costumbre no terminarlo. Debía volver a lo que estaba, solo dos capítulos más y terminaría la historia que estaba escribiendo, dos más y la publicaría.

Finalmente revisé el móvil, 7:18 pm. Me dirigí a la habitación donde había dejado ese trabajo pendiente, pero justo antes de entrar sonó el timbre, caminé con cautela hasta la puerta, tenía que evaluar si era necesario abrir, eché un vistazo por la mirilla, había una mujer del otro lado, la curiosidad mató al gato

— ¿Quién es? — pregunté, vi como se sorprendió y luego dudó en hablar

— ¿Se encuentra Lee Hongbin? — respondió, llevé mi mano derecha cerca de mi boca

— ¿Quién lo busca? — pregunte y comencé a morder la uña de mi pulgar

— ¿Tú quién eres? ¿Eres su hermana?

Entonces dejé de morder mi uña, limpié mis manos sobre el suéter que traía puesto y abrí bruscamente la puerta — Soy su esposa ¿tú quién eres? — la chica se sorprendió tanto o más que antes

— ¿Hace cuánto están casados…? — preguntó aún atónita

— Seis años — respondí curiosa — ¿quién lo busca y para qué?

— Yo… yo soy… No, yo solo…

No fue necesario que dijera su nombre, Hongbin llegó justo en ese momento, su molestia se hizo evidente, caminó un poco más de prisa hasta estar delante de mí, como protegiéndome de esa chica, pero ella… se veía tan inofensiva.

— ¿Qué haces aquí? No… — se escuchaba molesto

— Solo quería visitarte — ella lo interrumpió 

— Ocho años tarde, vete de aquí — sentenció Hongbin

— Yo… lo siento… Ella es linda, cuídala mucho. Hasta nunca…

Fue demasiado dramático, él y yo seguimos en la misma posición hasta que ella se fue. Escuché cómo suspiró, pronto giró para estar frente a mí, me empujó ligeramente del abdomen en señal de que debía entrar, mientras él cerraba la puerta detrás suyo.

— ¿Te dijo algo? ¿Te hizo algo? — comenzó a inspeccionarme con preocupación

— No, no alcanzó a decir mucho, solo hasta que llegaste, antes de lo que dijiste por cierto… — lo empujé un poco para que se detuviera, lo entendió — ¿Quién era ella? — no sabía si me iba a gustar la respuesta

— Nadie que deba importarnos — respondió mientras se volvía a acercar para luego abrazarme.

Al día siguiente, él había hecho el desayuno, dejando una nota de que volvería en la tarde, trabajo ya saben.

La intriga por la chica del día anterior aún me carcomía, alguien debería saberlo… entonces llamé a quien me daría respuestas, su madre.

Años atrás, ocho para ser un poco más precisos, Hongbin salía con ella, de hecho estaban a punto de casarse; nadie supo en qué momento conoció a ese otro chico y escapó con él a dos semanas de la boda, Hongbin quedó muy triste, fue así por un par de años hasta que me conoció. Hongbin no supo nada de ella hasta ahora, era obvio que había removido sentimientos en él ¿por qué intentó protegerme? La chica no era tan inofensiva, había algunas anécdotas donde ella hacía una escena de celos al punto de querer atacar físicamente a quien se atreviera a acercarse a Hongbin… Al parecer eso cambió.

Aún había una duda por resolver ¿a qué había vuelto? Me gustaría decir que no lo sé, pero ella regresó y lo explicó.

Tocó a la puerta justo después de terminar la llamada con la mamá de Hongbin, abrí la puerta un poco insegura, no la dejé pasar, ambas decidimos salir a algún lugar a tomar café y platicar, no me iba a quedar con la curiosidad.

— Entonces… ¿a qué volviste? — pregunté

— Pensé que abriría él, quería devolverle esto… — colocó un anillo de compromiso sobre la mesa

— ¿Solo por eso? — mi curiosidad… debería detenerme

— Ayer que toqué a su puerta no esperaba encontrarme contigo, venía con la idea de que él seguía solo, pensé que sería buena idea persuadirlo de regresar — dijo con cierta tristeza dando uno de los últimos tragos a su capuchino — pero ya veo que siguió con su vida… su suerte mejoró cuando me fui

— Sobre eso… la versión que me contaron es… que escapaste con alguien más ¿eso es cierto? — me miró con tristeza y asintió con la cabeza para dar un sorbo más a su café, no quitó la mirada de su taza 

— No puedes esperar que el corazón de alguien se mantenga intacto después de algo como eso… ¿Me arrepiento? Por supuesto ¿lo quiero de vuelta? — ahora me miró fijamente, mi rostro mostraba que estaba a la expectativa de la respuesta a su última pregunta — por supuesto que no, él está bien y eso me basta, un buen negocio, una linda casa, una hermosa esposa…

— Lo investigaste antes de venir a buscarlo ¿cierto? — pregunté interrumpiendo su discurso

— Por supuesto, por eso sabía dónde viven, pero olvidé preguntar si tenía pareja, alguna novia, prometida o se había casado… supongo que tampoco quisieron decirme — tomó el último sorbo de su bebida — ese hombre es bueno, merece ser feliz y espero que tú lo seas también. Es la última vez que nos vemos, volveré por donde vine — se puso de pie dispuesta a marcharse 

— Espera… — se detuvo y me miró — la primera vez que abrí la puerta… ¿traías esto contigo? — pregunté tomando el anillo 

— Si, lo traía puesto… yo… lo siento — quiso marcharse y de nuevo pausó su marcha ante mi siguiente pregunta

— ¿Quieres… que te lleve a algún sitio? — giró, su sonrisa triste me hizo arrepentir de detenerla por segunda vez

— No, gracias… ya cause demasiados problemas. Que tengas una buena, tranquila y larga vida. Hasta nunca.

Aquella mujer se marchó, cumplió su palabra y nunca la volvimos a ver. Esos dos días sirvieron de inspiración para el final de mi historia, la que al fin pude publicar. Entonces me hice la pregunta ¿la curiosidad mató al gato? No, esta vez solo lo ayudó; después de eso el gato vivió tranquilo y en paz, pero sigue siendo una tontería arriesgarse ¿no creen? No sabemos en qué hubiera terminado…

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⏰ Última actualización: Dec 24, 2022 ⏰

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La curiosidad mató al gato ||| Hongbin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora