CAPITULO 13: ¿Tu también?

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Anahí.

Luego de que Simon se fue, no pude volver a dormirme. Tenía tantas cosas en mente, pero, aunque no me gustaba la idea, tenía que hacer lo que creía correcto.

No podía seguir engañando a Simon de esta manera, él no se lo merece, pero Iván tampoco se merecía que deje a Simon para buscar algo imposible a su lado.

La aceptación de mi solicitud para la residencia llegó ayer y ya tengo mi habitación asignada, pero aún estoy dudando si es o no lo correcto.

Afortunadamente, tengo estos días para pensarlo bien, o verlo desde otra perspectiva.

La alarma de mi celular suena a las 4 a.m. y me levanto de la cama para empacar mis cosas y esperar a Joshua. Me dijo que vendría a las seis, para llegar temprano y disfrutar del día completo, así que aún tengo tiempo para estar lista.

Hago las cosas en el mayor silencio, para no despertar a las clones. Meto shorts y vestidos cortos, tres bañadores, dos pares de sandalias, mi toalla, bloqueador, y otras cosas necesarias para la playa, y antes de las cinco, estoy vestida con un short gris de tela y una blusa holgada de tiras, encima del bañador que decidí llevar. Me calzo mis deportivas blancas y salgo de la habitación en silencio.

Al llegar a la cocina, me sorprende ver a mi madre riendo con Constanza. Mamá dijo que vaya a su habitación cuando Joshua llegue para avisar que ya me voy y que me de dinero, pero no esperaba verla despierta.

- Hola – digo extrañada y me siento en la isla de la cocina.

- No vas a creer lo que te voy a decir – dice mamá pasándome un vaso de jugo

- ¿Qué es?

- Resulta que Iván y tu van al mismo lugar – el vaso que llevé a mis labios, resbala de mi mano y se estrella en el suelo. Mi mente colapsó al oír esas palabras, pero el estruendo del cristal contra la baldosa me despierta.

- Lo siento – digo bajándome de la encimera.

- ¡No te muevas! – exclama mamá corriendo en busca del trapeador.

Sin hacerle caso, me agacho a recoger los vidrios. Uno de ellos, al parecer corta mi dedo, porque mamá pega un grito cuando me ve. Realmente no sentí dolor. Mi mente sigue aturdida intentando procesarlo.

- Cariño, eres mi hija y te amo – dice mamá sujetando mi mano en el fregadero, mientras lava el corte – Pero aún creo que naciste con los brazos y las piernas cruzadas entre sí

- ¡Oye! – reímos juntas. Mamá y papá me molestan con esa frase desde que tengo memoria y la verdad es que creo que es cierta.

- ¿Estás bien? – pregunta mirándome fijamente

- Solo fue un corte, mamá, estoy bien – me toma de las manos viéndome fijamente.

- No me refiero a eso – dice en voz baja – Se nota que aún te afecta – lo dice refiriéndose a Iván

- Pues sí, pero voy a estar bien - le doy un beso en la mejilla – No te preocupes

Mamá termina de limpiar el jugo del suelo y debido al alboroto, papá y las clones bajan asustados. Minutos más tarde, Julieta e Iván bajan también, y gracias a mi torpeza, desayunamos todos juntos un sábado a las cinco de la mañana.

Al terminar, ayudo a mamá con los platos, mientras las clones y papá se ponen a pelear por el control remoto del televisor. Me voy al baño, me lavo los dientes y me echo agua en la cara para tranquilizarme un poco. Estoy lista y sinceramente, no me apetece seguir cerca de Iván. Si es verdad lo que mamá dijo, no tendré paz en los tres días que estaré fuera.

Me despido de las clones, mamá y papá. Me abrazan y me besan diciéndome que me van a extrañar. Papá empieza su charla de "protección" en frente de todos en la casa y el momento no puede ser más vergonzoso. Afortunadamente, mamá lo calla y me vuelven a abrazar. Les digo adiós a Constanza y Julieta y salgo de la casa.

El aire frío de la mañana me obliga a entrar nuevamente a casa por un abrigo. Mamá no se sorprende, papá y las clones se ríen de lo "despistada" que soy.

Al salir de mi habitación, con mi abrigo en mano, choco contra Iván.

Me mira y yo evito hacerlo. No decimos nada, solo nos quedamos parados en silencio, uno frente al otro, intentando no decir las cosas que tanto quiero decirle.

- Anni....

- Adiós – digo antes de que siga hablando. Bajo corriendo las escaleras y me despido nuevamente de todos.

Camino hacia la casa de Joshua y Simon me abre la puerta, medio dormido.

- ¿Qué haces aquí tan temprano? – pregunta invitándome a entrar

- Son las cinco y cuarenta – respondo y Simon interrumpe su bostezo abruptamente

- ¡¿Qué?! – repite con los ojos más abiertos que cuando me abrió la puerta

- Que son las cinco y...

- ¡No puede ser! – grita y sube corriendo dejándome confundida en medio de la sala – Lo siento – regresa a mi – Voy tarde, me alegra verte, Joshua sigue durmiendo, diviértete en la playa, nos vemos – dice todo de golpe y luego deja un casto beso en mis labios antes de subir corriendo nuevamente.

Decido ir a despertar a Joshua. No entiendo cómo es que los hombres pueden estar listos en tan poco tiempo. Entro y mi querido amigo sigue profundamente dormido. Tomo la almohada que está tirada en el piso y se la tiro a la cabeza.

- ¿Qué te pasa, loca? – dice de mal humor

- Faltan veinte minutos para las seis, Joshua, estás tarde

- Y tú estás loca – repite – Aún me quedaban cinco minutos

- Pues ya no – me siento sobre él – Levanta tus huesitos sabrosos y ¡vámonos a la playa!

- ¡Loca! – dice nuevamente y se voltea, tirándome al piso.

Se levanta de mala gana y luego, en un abrir y cerrar de ojos, ya está listo.

Bajamos a la cocina y Simon está atragantándose una manzana y un vaso de jugo. Joshua sirve un poco de cereal y leche en su plato y come, mientras vemos como Simon sigue corriendo de aquí para allá, desesperándose cada vez que mira su reloj.

Éste se acerca, me besa suavemente y se despide de Joshua antes de salir.

Mi amigo, me mira alzando las cejas sugerentemente y yo pongo los ojos en blanco. Sale de la cocina y regresa minutos después. Toma las llaves del coche luego de dejar una nota en el refrigerador, avisando a sus padres que ya se fue.

Salimos y metemos las maletas en la cajuela de su auto. Pongo música y vamos por Damián, luego por Peter, Jhonnathan y Sebastián. Sinceramente creí que solo seríamos nosotros y dos primas de Joshua que nos esperan allá, pero al parecer Damián le dijo a Joshua que Jean Franco le había dicho que va a llevar a su novia y su novia a una amiga y la cadena es interminable.

Joshua está preocupado por la destrucción que podría provocar tanta gente en su casa y yo estoy preocupada porque Iván esté tan cerca de mí, restregándome a su novia en la cara.

En cualquier caso, que pase lo que tenga que pasar.

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Holis, holis.

Los siguientes capítulos van a ser más que intensos.

Si puedo, actualizaré este fin de semana. 

Estoy ansiosa de escribirles las siguientes partes.

Escribir para ustedes es algo que me pone a prueba en muchos aspectos y espero de verdad que estén disfrutando de la historia.

Si tienen comentarios o sugerencias me las pueden decir, con confianza, por aquí o por mi Instagram ALAIAH509, estaré gustosa de leerlos.

En fin, los quiero y nos vemos en el siguiente capítulo.

Siempre volveré a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora