Capítulo XL

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Navidad y año nuevo habían acabado y las vacaciones estaban unos días de terminar, el clima estaba mejorando y Dante cumpliendo con su palabra había decidido permitir que Ivy entrenara para dominar la magia anillera, lo que lo llevo al momento en que estaban ahora.

-La magia anillera en esencia puede parecer similar a la de las varitas –Dante iba y venia mientras explicaba, a la par que Ivy la escuchaba atentamente –pero tienen una diferencia fundamental, la magia anillera es mas potente, debido a que utiliza todo el potencial de la fuente mágica del mago, el problema radica en que debido a que es mas potente si el cuerpo del mago no esta adecuado para ella, podría llegar a ser perjudicial.

-Entonces ¿Cómo adecuamos mi cuerpo? –pregunto Ivy preocupada y un poco asustada.

-Hay distintas formas, una de ellas y de las mas rápidas, si realizas pactos con espíritus, como lo hice yo, estos potencian tu cuerpo y tu fuente mágica, el único problema con esta forma es convencer a los espíritus de pactar contigo.

- ¿Y los phantoms?

-Los phantoms realizan el mismo trabajo, pero con el riesgo de caer en la desesperación y desaparecer siendo consumido por el phantom.

- ¿Estas diciendo que las opciones son arriesgarme con un espíritu o con un phantom?

-No necesariamente, esas son las formas mas rápidas, pero peligrosas, hay otras formas mas seguras, pero algo lentas y como solo se realizar una de esas formas, será la que probemos contigo, recemos para que funcione y no tengas que hacer las otras dos.

- ¿Qué tengo que hacer?

-Acércate y extiende tus manos frente a ti, a nivel de tus hombros.

Ivy se acerco al chico con sus manos levantadas, entonces Dante las tomo y entrecruzo sus dedos con los de la chica, luego se acerco y con los ojos cerrados hizo que sus frentes se tocasen, la chica se sorprendió y ruborizo por la acción.

-Lo se, a mi también me sucede –susurro Dante con serenidad, pero Ivy podía ver como tenia un leve rubor en el rostro.

- ¿Es necesario esto? –pregunto Ivy con timidez.

-Un poco... perdóname.

-Tranquilo.

-Bien, cierra los ojos y solamente concéntrate en mi voz.

Ivy hizo lo que le pidió, estaba nerviosa por estar en esa posición, podría sentir el calor viniendo del chico, sentía su calmada respiración, el constante y tranquilizador latido del corazón...

-Si queremos aumentar tu fuente mágica, primero comprobaremos su limite, luego iremos poco a poco agregando mas magia para que se acostumbre a grandes cantidades, ¿de acuerdo?

-Si.

-Ahora voy transferir un poco de mi magia a ti, si te sientes rara avísame.

-De acuerdo.

Los dos se quedaron en silencio, Ivy no sabia que debía sentir, sobretodo cuando no podía ignorar el hecho de estar tan cerca del chico, de pronto un agradable cosquilleo apareció en las palmas de sus manos, este cosquilleo se extendió por todo su cuerpo, se sentía bien, su temperatura corporal aumento y al segundo siguiente se desmayo...

Lo primero que Ivy sintió cuando recupero la conciencia poco a poco era el ruido de pequeñas partes metálicas chocando entre ellas, lentamente abrió los ojos, aun se encontraba en la sala de menesteres, estaba acostada en un largo sillón con una manta sobre ella, al final del sofá en el espacio que no ocupaban sus piernas se encontraba Dante y frente a él, se encontraba flotando las piezas del destrozado driver que le había entregado Koyomi Fueki, después de revisar una de las piezas y limpiarla con un trapo, la soltó y empezó a flotar con la demás, mientras el chico recorría con la mirada las demás piezas sus ojos se desviaron al rostro de la chica, al ver que estaba despierta, sonrió con amabilidad y dijo casi en un susurro cariñoso:

El mago anilleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora