Capítulo 5 - Ishtar -

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Los meses pasan descubriendo mi poder, pero sigo sin saber si soy una celestial o una oscurecida.

El otoño se ha instalado en la ciudad con sus colores característicos y sus días nublados como el de hoy mientras salgo de la última clase con Sarah y mi nuevo amigo Gabriel.

Gabriel es un vampiro de mi clase de estudios del álter ego. Aunque al principio era reacia a hablar con él por el tema de ser un vampiro, Sarah es un poco más abierta mentalmente que yo y me hizo entender que la sangre oscura no es equivalente a ser mala persona.

Gabriel se detiene delante nuestra y se gira para mirarme con sus ojos verdes mientras aparta su pelo rubio oscuro de su frente.

- ¿Te apetece ir a entrenar un poco, Ishtar? - pregunta con una sonrisa juguetona en los labios.


Sarah me da un codazo y eleva las cejas con cara de guasa mientras me mira.

- Bueno, yo os dejo solos porque acabo de recordar que había quedado para retocarme las mechas. - suelta ella mirándonos alternativamente.

- ¿Qué dices? Pero si tu usas magia para eso... - Sarah me da un puntapié en la espinilla y sonríe con la sonrisa más falsa que he visto en mi vida. - ¡Auch!

- Me queda mejor cuando voy a la peluquería. - finaliza ella ya alejándose. - ¡Chao chicos!


Gabriel y yo nos quedamos un momento mirando cómo se marcha hasta que la perdemos de vista y siento cómo él tira de mi mano.

- Vamos, conozco un sitio donde no harás daño a nadie... -

- Muy gracioso Gabriel... -


Él me mira riéndose suavemente y encogiendo los hombros antes de comenzar a andar sin soltar ni un segundo mi mano.

Al cabo de diez minutos, llegamos a una zona del parque del campus que parece un claro en medio de un bosque, pero que está desierto. Realmente parece el lugar idóneo para practicar con unos poderes descontrolados...

- Bien, ¿qué te parece si empezamos por el fuego ese azul que has conseguido hasta ahora y de ahí ya vamos intentando ver qué más tienes? - pregunta Gabriel mientras se aleja un poco de mí.

- Eso ya lo tengo dominado... - respondo un poco presumida.

- Tú serías capaz de dominar el mundo si quisieras, pero empecemos por ahí. - me responde él guiñando un ojo.


Cierro brevemente los ojos notando el ligero hormigueo en la punta de mis dedos que me avisa de que mi álter ego está intentando mostrarse y sé que mis ojos habrán cambiado a dorado en cuanto los abra.

Con el tiempo he descubierto que mis ojos son dorados cuando utilizo mi poder o intento mostrar el resto de cualidades físicas de mi álter ego desconocido, pero se vuelven rojos cuando me enfado o excito. No me preguntéis cómo descubrí lo segundo...

Abro los ojos y hago brotar la llama azulada de entre mis dedos mientras juego con él ante la atenta mirada de Gabriel.

Gabriel coloca algunos montones de ramas como dianas y yo voy lanzando pequeñas llamaradas de fuego azul haciéndolas arder para después extinguir el fuego con un gesto de mis dedos.

- Vale, genial, pero ¿qué ocurre si alguien te pilla desprevenida y se acerca a atacarte? - pregunta Gabriel al cabo de un rato desde detrás de una de las dianas chamuscadas.

- ¿Quién iba a atacarme? Esto es un país seguro... - respondo haciendo desaparecer el fuego y mis ojos dorados.

- Nunca se sabe. Deberías saber defenderte en distancias cortas también, estoy seguro de que tu álter ego saldría a la luz con la cualidad que sea para defenderte en combate. -

Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora