Roto
Volví a casa realmente cansado después de haber estado toda la tarde caminando hasta llegar a la cima del acantilado. Las vistas me alucinaban, el mar con ese tono azul oscuro pero calmado, la suave brisa acariciando mi rostro. Esas sensaciones que me dejan marcado, sensaciones que me relajan y me traen viejos recuerdos con mis amigos de hace un par de años en este mismo lugar. Todo esto me hace ver que tal vez no todo este perdido y que debería seguir luchando.
Después de pasar un rato en la cima decidimos bajar hasta una zona menos peligrosa y tirarnos al mar.
Me veo con el privilegio de poder decir que disfrute, sobre todo después de haber pasado mucho tiempo sin tener esa sensación de diversión y libertad. Muy en el fondo, mi mente me lo agradece.
Tal vez si Astra hubiese venido... Tal vez podría haber mejorado mi día aun más.
Cuando entro por la puerta principal de mi casa me extraña no encontrarme con mi madre y mis hermanos. Normalmente suelen esperar despiertos hasta que llegue a casa.
Miro en cada rincón de la casa, pero sigo sin lograr encontrarlos.
No se si el hecho de que no estén en casa me alegra o me preocupa, ahora mismo mi cabeza está hecha un lío.
Llego a mi habitación y lo primero que hago es tirarme a la cama, al sentir el cómodo colchón debajo de mi cuerpo suspiro de cansancio.
A sido un día bastante duro, y más al tener que aguantar las quejas de Pax al quemarse la cara por el sol, algo muy inusual en Irlanda. Me he acostumbrado tanto a ver niebla de día que se me había olvidado que por encima de las nubes brilla el sol.
[...]
— ¿Qué coño queréis?— digo enfadado y con la voz ronca de recién levantado.
Mientras estaba en un sueño profundo soñando con la nada, a los listos de mis amigos les apeteció hacer una llamada grupal a las nueve de la mañana.
— Relájate fiera, solo queremos quedar en el puerto y ir a desayunar como una familia, ¿acaso no es eso lo que somos?— dice Robin.
— Joder Robin, aun es demasiado pronto.— me quejo frotándome los ojos.
— No hay excusas Dax, te queremos aquí en media hora.— dice y cuelga antes de que yo pueda contestarle de nuevo.
Sin más remedio, me levanto un poco aturdido y me meto en la ducha, enciendo el grifo y decido ducharme con agua fría. Justo lo que necesitaba.
Salgo tiritando de la ducha y me apresuro ha envolverme con la toalla. Me arrepiento de haberme duchado con agua fría, no sé en que estaba pensando... Ah si, en nada.
Una vez vestido agarro mi cosas y salgo de casa.
Algo que me extrañó bastante fue el no encontrarme a nadie al salir de casa. Tal vez se fueron a la casa de la tía Lourdes y no me dijeron nada.
Aprovechando que mi hermano no esta, vuelvo a coger prestado su coche, así me ahorro el tener que esperar al bus y pagar por el billete de ida.
Aparco el coche cerca del puerto y me aseguro de que este bien cerrado antes de entrar al restaurante del que tanto hablaban para desayunar.
Al parecer a medio Galway le gustó la idea de desayunar en este restaurante. No lograba localizar a mis amigos de entre toda esta gente, me ponía de los nervios ver a tanto humano en un lugar tan pequeño. Decidí entrar a los baños y llamarlos.
Me encierro en un cubículo y marco el numero de Robin, al segundo pitido coge el teléfono.
— Hey machote ¿Qué pasa?— comienza diciendo Robin al aceptar mi llamada.
— ¿Dónde estáis?— digo.— Hay mucha gente aquí y no logro encontraros.
— Yo aun no he llegado, creo que el único que esta ahí es Pax.
— Okey, luego hablamos.
Termino la llamada y salgo a buscar a Pax. Debería ser fácil encontrarlo con ese llamativo color rojo que lleva en el pelo.
Me iba a dar por vencido al no ver a ningún pelirrojo por ninguna parte pero, gracias a los gigantes de Irlanda le encontré al final del todo.
Me acerque a él a paso rápido para poder alejarme de la multitud y poder relajarme junto mi amigo.
— Pax, amor mío.— chillé para llamar su atención pero me calle al instante al ver que iba acompañado.
Junto a Pax había un niño de no más de ocho años y una chica de pelo castaño oscuro y los ojos más verdes que he podido ver en toda mi vida. No podía quitarle la mirada de encima, es como si sus ojos me hubiesen petrificado de por vida. Definitivamente, el verde es mi color favorito.
— Daxton, te agradecería que dejaras de mirar tanto a mi prima.— dice Pax trayéndome de vuelta a la vida. Me sorprendió el hecho de escuchar que es su prima al igual que ha ella le sorprendió al escuchar mi nombre.
A si que ella es Astra, la chica que es mala jugando a los video juegos.
— Sí, perdona, es que no esperaba que estuvieras acompañado.— le respondo aun embobado con la presencia de Astra.
— Pues espero que te portes bien con mis primos por que os voy a dejar a solas un momento, tengo que ir a pedir nuestros desayunos antes de que la cola se haga mas larga.— dice y le sonrío.— No intentes nada.— murmura antes de marcharse por completo.
Tomo el lugar de Pax y me siento junto a su prima.
— Hola.— la digo un poco nervioso.
Si mal no recuerdo creo que esta es la primera vez que me pongo nervioso hablando con una chica.
— Hola.— contesta aclarándose un poco la garganta. Al parecer no soy el único que esta nervioso.
— Supongo que ya nos conocemos ¿no?
— Si, aunque yo no esperaba verte aun.— fruncí los ceños no entendiendo lo que quiere decir.— Quiero decir, Pax me prometió salir a desayunar en familia, y no pensé que vendrías.
— Ya, es que para Pax sus amigos también son su familia.— ella solo asiente un poco incomoda y se vuelve ha hacer el silencio.
Giro mi cabeza levemente para mirarla más de cerca. Esta mirando a través del gran ventanal hacia el puerto perdida en sus pensamientos y con sus dedos entrelazados.
— ¿Sois novios?— escucho que dice una vocecilla. Casi me olvido de la presencia del niño pequeño que nos acompaña.
— ¿Qué? No digas tonterías Jaden, apenas nos conocemos.— dice rápidamente Astra al escuchar las palabras de su hermano pequeño.
— Pequeño, ¿te gustan los comics?— le pregunto al ver que tenía uno de Astérix y Obélix en su regazo.
— Si, muchísimo.— responde eufórico por el tema de conversación.
Mientras hablaba con Jaden pude observar que Astra estaba nerviosa. Decidí dejarlo pasar porque se que si la llamo la atención se va a poner el doble de nerviosa.
Estábamos esperando una eternidad hasta que por fin llegaron Robin y por detrás de él Pax con nuestra comida.
Por el rabillo del ojo noto a Astra el doble de incomoda que antes. Esconde las manos en las mangas de su sudadera roja y se pone la capucha. Agacha la cabeza y evita las miradas de los chicos cuando llegan a la mesa.
Algo no anda bien con ella.
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Incomprendidos
Roman pour AdolescentsAstra y Daxton no tienen mucho en común, pero hay algo que les hace característicos a ambos, y es que los dos sienten dolor. Astra quiere ser como las demás chicas, y pasar desapercibido de las miradas que recibe por su odiada sociedad. Daxton tiene...