XX-I

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Instagram: lourdesrbenitez
Lamento que sea corto o poco interesante 😭 Mañana o pasado habrá nuevo capítulo ♥️
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"Mira más allá de la inmensidad de ese amado triunfo.

Súplicas llenas de ira,

sangre que tiñe la calidez...

¡Deja de cegarte por esa luz oscura!

Frío y hiel...

Eso es.

Clamor de sinceridad...

Pavor por el final.

¿Soledad o indulgencia?

¿¡Indulgencia!?

Desgracia, muerte, dolor...

para esos recuerdos.

Los errantes cegados de negrura...

Desean triunfar...

Desean aclamar...

¡Honor!".

La doctora Rose por primera vez cometió un desliz, cegada por su egocentrismo. Ella estaba segura de que había triunfado, más que nunca, se encontraba en lo más alto del éxtasis, porque ya no importaba absolutamente nada más que Lilith. Necesitaba despertarla. Aunque no tenía conexión para verla por las cámaras de aquella casa, había podido oírla sucumbir segundos antes de que los micrófonos también se desactivaran. Eso significaba que debía ir por ella rápido, puesto que los demás estarían atentos a los movimientos de sus subordinados y compañeros. Se ocuparía después de atrapar a los demás cuando no supieran qué hacer con ellos o los ubicaran en alguna región en medio de la nada. Porque sus experimentos, sus pacientes, el reflejo de su genio, jamás se librarían de ella.

El problema había sido que, sabiendo que no podría ver a sus pacientes por un tiempo hasta que las cosas se calmaran, decidió despedirse, no solo diciéndole a la AIS que se encontraba con vida sino que también dijo el nombre de la agente con la que no habían tenido contacto hacía tiempo, confirmando que había hecho algo con ella.

La AIS jamás dijo alguna palabra sobre la desaparición de Isabella, simplemente pensaron que su sacrificio permitiría avanzar con el caso, ya que las pocas palabras de Azael dieron a entender aquello. Ellos nunca pudieron oír o ver a los chicos después de aquella corta llamada de un minuto donde se limitaron a informar el plan y la nueva forma de comunicación, morse. Había sido simple: Que serían vigilados cuando llegaran allí, que parecía ser la mejor opción si querían recuperar a sus compañeros, que buscaran cualquier cosa que pudiese incriminar al enemigo, algo grande, y así los ayudarían. Solo la AIS podía comunicarse con ellos a través de un pequeño aparato sin electricidad que resonaba cada cierto tiempo, similares a los sonidos propios de la naturaleza, las ramas chocando contra la ventana por el viento, similar a las pisadas lentas contra el suelo de madera, similar a una "Tica tac" de un reloj. No fue difícil para ellos aprender ese código tan particular pero reformado, aquel libro que llevaban siempre consigo, no solo era utilizado para "hablar" entre compañeros, sino también les permitió saber cómo hacerlo con la Agencia, ya que ese viejo teléfono no sería encendido hasta que encontraran la memoria.

Parecía todo fríamente calculado, tanto por parte de la AIS como la Doctora Rose, solo uno debía cometer un pequeño error para que el otro saltara y tuviera todas las cartas.

Y en realidad, ocurrió.

Rose dijo tan pocas palabras, pero que la llevarían a su fin, o al menos, que la alejarían de sus trofeos:

El infierno de Lilith| 2 | Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora