PROLOGO

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Después de manejar unos cuantos minutos en la carretera, hacia las afueras de la ciudad con Marco al lado, en el asiento del copiloto ; el silencio se me hacia eterno, era incomodo, sobre todo por el hecho de que prácticamente lo estoy obligando a ir conmigo, pero bueno, valdrá la pena, el se sorprenderá, olvidara y terminara con un -¡muchas gracias! Marian, ¡de verdad sabes que hacer para hacerme feliz! ¡no se que haría sin ti!- o bueno no...el no es así pero a veces me gusta imaginar que si.  

Llegamos a nuestro destino, aunque a decir verdad, el mío solamente. Era una playa, una playa a las afueras de la ciudad escondida de todo el desorden de ciudad que teníamos, un lugar por donde pasas cuando sales de la cuidad, pero no le pones la atención que merece, ese era mi lugar...ahora nuestro. porque Marco lo conocía ahora. Estacione el auto a las orillas de la carretera y me baje estrellando la puerta para que Marco supiera que tenia que seguirme, me quite mis zapatos y mis medias para quedar descalza y poder disfrutar del roce de la arena con la planta de mis pies, trote hacia el mar y me quede parada justo donde el agua me toco con el movimiento de las olas, dejando que el olor de las aguas cristalinas inundaran mis pulmones llenos de aire de ciudad y a la vez algo de estrés y desesperación, que con el sonido del mar se desvanece y se transforma en tranquilidad y bienestar interior. Por otro lado, Marco...bueno es Marco y solo observaba.

Me devolví al auto dejando a Marco solo para así ponerme mi traje de baño lo mas rápido que podía, cuando termine salí y vi a mi amigo sentado en la arena así que para molestarlo un poco salte al mar haciendo que intencionalmente le salpicaran unas cuantas gotas de agua al chico.

-¡oye!- grito haciéndome notar que no le gusto para nada mi acto, aunque esa era la idea. 

- ¿Qué se supone que estas esperando? ¿una invitación?- musite al salir del agua para intentar adentrarlo a la antes mencionada- señorito Marco, por favor a de entrar al agua, con su mejor amiga la señorita Marian para poder pasar un rato agradable?- mi intento de asentó francés me salió mal, a lo que el rio por lo bajo 

-No se ni porque te hago caso....iré a cambiarme para acabar con esta mierda de una vez por todas...- no sabia si ofenderme o no...pero bueno, lo logre y me quede en silencio.

pasaron unos dos minutos y yo ya estaba casi seca, la brisa me había ayudado bastante, hasta que sentí las fuertes manos de Marco rodear mi cintura para alzarme, correr hacia el mar y botarme en este-¡ mierda! ¡no estaba lista!- 

-No tenias porque estarlo, ¿conoces los efectos sorpresa, Marian?-  comento con un tono sarcástico, sacudió su pelo rubio haciendo que la sensación de incomodidad por lo mojada que estaba aumentara a un jadeo- deja de quejarte, vamos- comenzamos a nadar a la profundidad y cuando mis pies no tocaban la arena, Marco me ayudo sosteniéndome de la mano, hasta que paramos y me di cuenta de que ya estábamos demaciado lejos de la orilla. 

Abrase a Marco para recostarme un poco por lo cansada que estaba, el tenia mas estabilidad que yo así que no se quejo o molesto, pareció un lindo gesto, pero claro, ese no es Marco así que se un dio dejándome a la deriva, no me quedo de otra que nadar a la orilla dejándolo solo bajo el agua. Al salir y no verme su impotencia se notaba a kilómetros de distancia por lo cual grite poniendo mis manos al rededor de mi boca, algo parecido a un megáfono- ¿Qué haces idiota?- su atención se dirigió a mi completamente y rio irónicamente mientras negaba con la cabeza. 

Marco siguió derecho al auto para sacar las toallas mientras yo esperaba sentada viendo el punto en donde el sol se unía con el mar, estaba anocheciendo, debíamos irnos pronto o mama me mataría. El chico puso una toalla enzima mío, pues tenia mis rodillas pegadas a mi pecho y no sentí su presencia hasta el rose de su mano con mi mejilla, se sentó conmigo y quedamos en silencio, hasta que decidí hablar. 

-y bien...¿ que te pareció?- recosté una parte de mi cara en mi rodilla para verlo mejor, el perfil de Marco era atractivo, no lo podía negar. 

-es muy lindo...tranquilo...quien diría que a las afueras de una ciudad tan ruidosa esta una playa donde no se escucha nada...- su voz, su jodida voz tan suave pero a la vez ronca que joder le sentaba perfecto.

- me alegra que pienses así- sus ojos azules...joder siempre ame los ojos de Marco, y ahora que estábamos tan cerca, podía apreciarlos mejor y eso me encantaba. 

Volví la vista a mar, pero la mano de Marco en mi mentón me lo impidió haciendo que volteara la cabeza de nuevo a su dirección para que nuestros labios encajaran en un beso. Sabia besar...demaciado bien a decir verdad, el roce de nuestros labios era perfecto, era sintónico era...simplemente precioso, Marco profundizo el beso poniendo su mano en mi mejilla y yo pase una por su cuello dejándome llevar, era lindo, hasta que sonó mi teléfono.

Nos separamos demaciado rápido y pude ver el color rojizo que se adueñaba de sus mejillas, no sabia si las mías estaban igual, pero joder...sentía el calor en ellas. por otro lado, mi teléfono aun sonaba así que vi la pantalla, era Jhonas...




¿Qué haría ahora?

Mi Ultimo Año ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora