Los dos niños hicieron una conexión, especial.
Esos pequeños inocentes, terminarían siendo el uno para el otro.
Ellos no se imaginarían que el sofá en el que están sentados sería el único testigo de su creciente amor.
Esos niños no se imaginaron que...
Aunque lo puse en la descripción se los pongo aquí por si no la leyeron. Crearé carpetas de Spotify y YouTube para que puedan escuchar música mientras leen (si te gusta claro). La lectura con música que puedas escuchar con la historia, es una sensación hermosa.(opcionales) lo pondré en un comentario por aquí ---------------------->
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-Amajaki-kun - dijo el pequeño niño de ojos cian y cabellos rubios, el cual estaba sentado en el sofá- Haz otra vez tu truco de magia, por favor
-Solo una vez mas y ya - dijo el niño de cabello color azul añil oscuro, y ojos negros, este niño que no podía decir ni una sola palabra enfrente de sus padres, pero, aquel pequeño blondo, ese que lo recibió y se acerco en la escuela, el era diferente, el le hacia sentir confianza. Los pequeños héroes pasaban día y tarde juntos, a veces hasta estaban juntos por las noches viendo películas o platicando en el cuarto de cualquiera de los dos, pero bueno si eran vecinos sus casas quedaban una a lado de otra. Comúnmente Tamaki, llegaba a la casa de Mirio, ya que sus padres salían a trabajar, y la madre del niño rubio trabajaba, pero también podía cuidar a los niños de vez en cuando.
Tamaki y Mirio, les encantaba compartir tiempo juntos, desde jugar y pasar el rato hasta irse juntos a la escuela... de hecho en una ocasión, los chicos de 12 y 13 años; prefirieron salir durante el receso y saltarse las clases... de eso hablaremos después.
Era obvio esos dos no pudieron dejar sus sentimientos solo como una amistad. Sus padres lo presentían, sus maestros y maestras también, hasta sus amigos.
Ellos no entendían lo que sentían, y sin darse cuenta...
Los dos niños hicieron una conexión, especial. Esos pequeños inocentes, terminarían siendo el uno para el otro. Ellos no se imaginarían que el sofá en el que están sentados sería testigo de su creciente amor. Esos niños no se imaginaron que llegarían a brillar mutuamente, tanto... como la luna y el sol.
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