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Era una tarde oscura y lluviosa, las clases habían transcurrido con normalidad y parecía que a todo el mundo se le había ocurrido la misma idea de refugiarse de aquel temporal en la biblioteca. Todo eran murmullos, sonidos de páginas pasadas, plumas escribiendo, libros encantados saliendo y entrando de su sitio en las estanterías y el continuo y sonoro repiqueteo de las gotas de lluvia cayendo en los cristales junto con el crepitar de las velas y chimeneas que hacía que los estudiantes se envolviesen en un ambiente casi de tranquilidad y protección.

Aunque esa grata sensación no era igual para todos.

Malfoy no solía frecuentar mucho la biblioteca, no era su plan ideal para pasar la tarde. Sabía que en ese momento le venía bien estar en otro sitio más alejado, pero por un lado se decía con pesar que debía actuar con cautela y guardar las apariencias, aunque eso supusiera tener que aguantar otro año escolar en Hogwarts. Ya se había determinado un plan y un futuro para él y su familia... Debía centrarse en la misión o lo perdería todo... Entonces, ¿para qué perder el tiempo en un extenso y tedioso trabajo de Transformaciones? Sentía que estaba inmerso en una fachada, una doble vida, por un lado, la de alumno que perdía el tiempo y por otra, de lo que le depararía llevar esa nueva marca en el brazo... Y, aunque no lo diría jamás en voz alta, aunque hubiera empezado a odiar ese castillo, a veces le gustaba centrarse en su papel de alumno, olvidar la pesada carga que llevaba encima y centrarse en cosas cotidianas del antiguo Draco. Aunque fuera un absurdo y aburrido trabajo en la biblioteca.

Todo eso daba vueltas en su cabeza mientras jugueteaba con una pluma sin tinta entre los dedos. Estaba en ese momento rodeado de su grupo en la zona más alejada de la entrada y del gentío, cercana a la sección prohibida, así que pensaba que podía meditar con tranquilidad en sus siguientes pasos para su misión, ya que los deberes y el trabajo en grupo de aquella tarde en cierto modo le tenían sin cuidado, encontrarían la manera de acabarlo lo más rápido posible, copiando, plagiando o sobornando a alguien competente.

Crabbe y Goyle garabateaban en pergaminos, Zabini estaba inmerso en una obra de su autor favorito, Pansy parloteaba junto con Millicent Bulstrode sobre el último cotilleo de la sala común de las serpientes y Draco permanecía apartado de todo eso en una esquina de la mesa.

Al principio se encontraba a gusto pero el estrés aumentó cuando empezaron a entrar grupos de estudio de otras casas y el murmullo iba a más Para su pesar, a un grupo de Gryffindors no les quedó más remedio que ocupar la mesa que los Slytherin tenían a su izquierda y más incómodo fue que ese grupo estaba compuesto por el sucio Potter y su par de amigos. Ahora tendría que aguantar las miradas de desdén de Potter, que parecía que ese año se había propuesto ser una lapa y estar encima de él, espiándole como un detective. Le había dado por creerse el Elegido y Draco solo podía pensar en partirle la nariz otra vez. Además de él estaba viendo que tendrían que soportar a la pesada de la sangre sucia dando un sermón a la comadreja mientras se creía mejor que el resto enorgulleciéndose de ser una rata de biblioteca.

Uno de los motivos por los que había querido sentarse en esa zona era porque tenía la sección prohibida más cerca y podría colarse para buscar alguna idea o inspiración para su pesada misión, pero con esos tres ahora pensaba que le sería más difícil. No podría soportar al cotilla de Potter siguiéndole por las estanterías, pensaba que si se le llegaba a encontrar le lanzaría una maldición...

Todo era más incómodo aún cuando se empezó a notar que a pesar de los susurros, ambas mesas escuchaban bien lo que se comentaba en la de al lado como si estuvieran todos sentados juntos.

Draco prefirió distraerse tachando libros de la lista que tenía en las manos pensando en un medio para ver cómo los podía coger de la biblioteca sin que nadie se enterase. Su paz se vio definitivamente rota cuando empezó a escuchar una tonta retahíla de comentarios entre Pansy y Granger.

Ranas de chocolate (Druna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora