Caminaron lentamente, Nam al frente y Jin detrás, tuvieron que pasar a un lado del entrenador quien no dejó que se fueran desapercibidos, se levantó del suelo dejando de hacer las flexiones que le explicaba a Jimin.
—Seok Jin, ¿a dónde vas? —El joven desprevenido abrió la boca, pero no salió ni una palabra. Nam Joon puso la mano sobre su abdomen, empujándolo detrás de él, era un signo de protección como si estuviese dispuesto a detener balas por Seok Jin.
—Quiere hacer los ejercicios y me pidió ayuda —contestó amargamente.
—Yo te puedo ayudar Jin —dijo observando al chico que solo asomaba la cabeza por encima del hombro de Nam y la idea incomodó a los tres amigos, Park Jimin se limitó a acercarse a Kim Seok Jin para darle ánimos de ejercer su autoridad, pero no lo hizo.
Solo pensaba en su padre, él era totalmente cerrado, jamás sería amigo de alguien quien tuviese preferencias hacia los hombres, podía trabajar con personas así por interés, pero tratar de manera tan apreciativa como lo hacía con sus amigos, no, mucho menos si sentían interés hacia su hijo al cual siempre trató de enderezar sin saber si realmente era homosexual.
Por un instante dudó en continuar con la farsa y volver a donde estaba, pero recordar los roces de las manos del entrenador, le provocó un nudo en el estómago.
—Él ya me pidió ayuda a mí —comentó Nam Joon, escondiendo más a Seok Jin.
—¿Qué tú no eres músico? —correspondió irritado el hombre fortachón.
—He estado a cargo de mi entrenamiento durante años, puedo manejarlo.
—Que te haya funcionado a ti, no quiere decir que no sea peligroso. ¿Sabes lo importante que es Seok Jin? —Y esas palabras parecían haberlo trasladado a un momento de su infancia, donde su madre trataba de detener a su padre quien entraba con unas tijeras a rasgarle toda la ropa rosa que llevara puesta, sin importarle hacerle cortes profundos en la piel y dejándolo con heridas sin curar durante horas, hasta que su madre lograba quitarle la llave para llevarlo al médico. Su respiración empezó a agitarse, todo daba vueltas, pero Jimin actuó rápido, lo distrajo para que pensara en otra cosa.
—¿Apostamos a las luchas? —dijo divertido, haciendo reír a Seok Jin y logró mantenerlo en el presente.
—¿Por qué lo está presionando?, Kim Seok Jin quiere pasarla con nosotros, sus amigos, si hace los ejercicios o no, en realidad no es importante, pero va a ir con nosotros, porque eso quiere. —Park Jimin evitó que hiciera contacto visual con Jin.
El entrenador se fue hasta el frente y continuó con su trabajo, mientras los tres chicos se iban al fondo para olvidarse de lo tenso del ambiente.
—Iré por agua para Seok Jin. —Corrió Jimin para entrar e ir hasta la cocina.
—Jimin está ciego. Aquí hay agua —rió levemente, pero estaba más preocupado por pasar el aire que sentía: no bajaba.
—¿Está bien? —Le tocó la mano, asustándolo, la escondió, no quería contacto. Nam Joon se avergonzó, pero trató de no ofenderse.
—Lo siento. No puedo —pausó—, ser normal.
Nam sonrió y trató nuevamente de tomar la mano de Jin, alcanzándola antes que la quitara. No quería ejercer presión, pero sentía: era necesario.
—Sabes, solía preguntarme muchas cosas cuando era más joven, la mayoría era en torno a la sociedad en conjunto, hoy en día sigo haciéndome preguntas, pero sobre mí. La verdad es que la sociedad es una mierda, aunque quizá de manera individual no estamos tan perdidos. —Soltó la mano de Seok Jin quien lo miró suplicante y volvió a tomarla. —Debería haber más personas extrañas sin fingir que son normales. Basándonos en las etiquetas sociales: si eres una persona triste que no finge estarlo; estás mal, cuando a veces simplemente estás pidiendo ayuda, si eres una persona demasiado extrovertida eres ridícula, si eres introvertido sueles caer en hipócrita, si te enamoras de alguien que la sociedad no acepta, eres raro, un pecado, algo antinatural. —Logró una fugaz mirada de Seok Jin. —Solemos vivir mintiendo, pero es comprensible, nos hemos orillado a ello, simplemente me gustaría que no nos mintiéramos a nosotros mismos. No debemos sentir miedo de quienes somos o lo que queremos ser, mucho menos vergüenza. ¿De qué nos sirve vivir aceptados por la sociedad, si vivimos frustrados e infelices?, deberíamos tener una razón para querer la aceptación y esa debería hacernos sentir bien, pero creo que nos hace mal, ¿por qué queremos sentirnos mal? —resopló—, lo que te quiero decir es que: está bien, no estar bien, lo que no es bueno es mentir sobre quien eres en ese momento de debilidad, en esos instantes de oscuridad y tristeza, acéptate como lo que eres... una persona. Que importa lo normal o no, importa tratar de encontrar nuestro camino, al final quien decidirá dónde encajas, eres tú. No te etiquetes todavía.
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La musa secreta [NamJin]
FanfictionKim Seok Jin, hijo de un militar homófobico del cual sólo recibió golpizas por sus rasgos finos, su amor por el rosa y ademanes femeninos, tiene que hacerse cargo de una disquera que su familia maneja, mientras su padre vuelve al campo de batalla p...