...El atardecer de hoy, parece haberse puesto triste, una apagada paleta de colores grises y azules retratan su horizonte. Descubriendo el garaje, adornado con alguna pieza estraña de magia o ambientación mística y melancolica; me podrian llamar loco al igual que me da la sensación que una tristeza inunda ese espacio, no le temo, pero aveces me preguntó el por que de su decadencia.
Hay días azules que simplemente me quedo viendo este espacio tan reducido, viendo las sombras talladas en las paredes y sus texturas adornar todo su complemento, con la curiosidad de aprender. Un loco extraño que aprende de lugares que no hablan, ni que sienten. He llegado al punto de apreciación, de pensar que este lugar: mi garaje, me habla. Me habla con sus sombras, con su triste melancolía, con los pájaros que se oyen a lo lejos, con su triste tono azul que lo inunda.
Cada tarde Azul, me quedo viendo más allá del portón negro del garaje, viendo por las rendijas aquella gran palmera que se mecea. Disfrutando de ver el viento soplar y los pajaros cotorrear, algo que no habla y aún asi, me hace momentáneamente feliz.
Este lugar, este pequeño espacio, insignificante y sin gracia. Se ha convertido en mis días azules, mis queridas tardes azules. Que aunque sean azules y tristes, me brindan calidez y paz.
Mi pequeño lugar en el mundo que es azul y aburrido.
Mí día azul.
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