48

56 9 0
                                    

6 de Septiembre, 2019
Palacio Real, Londres, Nueva Inglaterra

—Te diré esto una sola vez —comenzó Louis sentado frente a su abuelo en la sala de reuniones del Palacio —. No voy a casarme con Irene, ni con ninguna otra mujer que tú me impongas.

Louis ya se había encargado de que Juliette fuera titulada como Duquesa, y tras eso la envió a vivir a York, con William. Fue el primer asunto que cerró, y ahora estaba tratando con el segundo.

—¿Y que te hace creer que voy a permitir eso? —preguntó el anciano con una sonrisa burlona en el rostro.

—¿Y quien dice que te estoy pidiendo permiso? —repuso él sin nervios ni tartamudeo —. Te daré dos opciones. Deshacemos el compromiso aquí y a ahora, sin hacer escándalos, o el lunes a primera hora de la mañana convocó una rueda de prensa.

El hombre puso un gesto amargo, pero luego soltó una risita. Se levantó del asiento y caminó hasta una pequeña mesa donde había una botella de whisky.

—¿Estás seguro de que quieres hacer eso? —preguntó el hombre divertido luego de tomar un sorbo de su bebida alcohólica —. No creo que quieras que tu noviecita pague las consecuencias de tus actos infantiles.

—No te preocupes —respondió él con tranquilidad —, yo me encargaré de que a ella no le pase nada. Además, yo tampoco creo que tú quieras que el mundo se entere de como envenenaste a tu propio hermano por ordenes de tu madre.

—Te lo pondré de una forma en la que tu diminuto cerebro lo entienda, muchacho —dijo el hombre y se sentó nuevamente —. Esto es como un juego de ajedrez, si tu mueves una pieza, yo también lo haré.

—Bien. Este es un juego que estoy dispuesto a ganar.

( . . . )

La Academia, Cambridge, Nueva Inglaterra
8 de septiembre, 2019

Los diez chicos de la Academia junto a Charlotte reían en la sala de estar de la Academia, a excepción de Daphne, claro, que desde lo sucedido con Louis se mantuvo bastante desanimada.

Miss Evans interrumpió la risa con el sonido de sus tacones, su rostro intentaba esconder una mezcla de angustia y procuración.

—Victorie, necesito hablar contigo. Acompáñame a mi oficina. Es importante —dijo la mujer con seriedad, pero sin sonar duro.

Victorie se puso de pie rodando los ojos, creyendo que le esperaba alguna especie de regalo por su compartimento rebelde, ya había tenido muchas charlas así antes con Miss Adele.

Cuando la morena llegó a la oficina se sentó frente al escritorio cruzando los brazos, la mujer se sentó frente a ella.

—No sé cuales sean las palabras adecuadas para decirte esto —comenzó —, pero quiero decirte que tienes todo mi apoyo, sé que tú eres una chica muy fría y que por lo general no estás muy abierta al cariño de los demás, así que solo puedo decirte que si necesitas hablar con alguien puedes hacerlo conmigo. Sé que no soy tu madre ni podré llegar a hacerlo, sin embargo quiero que me veas como más que a una profesora...

—Deje de darse tantas vueltas, por favor, ya sé que tengo su apoyo. Puede que nos llevemos mal pero nos hemos transformado en familia de todos modos. Dígame ya lo que tenga de decir.

La mujer suspiró y cruzó sus manos por sobre la mesa.

—Tu madre murió en la madrugada.

La reacción de Victorie fue muy diferente a lo que Miss Evans imaginaba que sería. Victorie ni se inmutó, no se soltó a llorar, ni siquiera se le quebró la voz al hablar.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora