Antes que todo quiero agradecerle a mi pequeña amiga Maggie por tanto apoyo. Te quiero mucho, sin importar el poco tiempo. magal3457
Diego Escalante.
Sosteniendo sus muñecas entre mis manos siento como su fuerza se debilita, dejando de tirar de ellas. Mis palabras le habían dejado en shock. No la culpaba, yo también me sorprendí en la manera en que deje salir todo. Es sólo que uno no puede aguantar tanto tiempo con algo tan atorado en su pecho.
-Yo...yo...No..-Por primera vez desde que la conozco, la veo flaquear y parecer nerviosa.-No lo sé.-Susurro. Su mirada se dirigió al suelo, junto con su rostro. Una de mis manos viajo directo a su mentón levantando lo lentamente. Sus ojos verdes estaban perlados; bajo sus pestañas inferiores se encontraba una mancha negra. Después de tanto alborotó su maquillaje se había corrido un poco, pero eso no le afectaba en nada. Siempre me había parecido una mujer tan hermosa. Su cabello rubio siempre lucía perfectamente, aún así estuviera lleno de nudos. Su belleza era inigualable, sin embargó su carácter era todo lo contrario. No entendía porque ese rostro tan angelical fuera dueño de una mujer tan fría.
No entendía su odio hacia mí. Nunca podía entenderla, era imposible poder leer a través de ella. Sin embargo eso era lo que me atraía hacia ella cada día. No entendía porque me hacía aferrarme a ella e intentar deducir su vida. Por más que intentaba odiarla, eso parecía nunca ocurrir, si no todo lo contrario.
Mi mano recorrió su rostro hasta llegar a su cachete, mi pulgar dejo leves caricias en su mejilla. Dudé un poco en apartarme, pero al ver cómo ella cerraba sus ojos disfrutando de las caricias no pare.
-No te aferres intentando odiarme cuando existen motivos. No debemos porque estar en una guerra constantemente, cuando podemos estar como lo hacemos en este momento.-Ella aún seguía con su ojos cerrados. Mi mano izquierda aún estaba sosteniendo su muñeca, sólo que ahora nuestras manos estaban había abajo colgando en el aire. Así que solté mano para llevarla al otro costado de su rostro acunando lo entre mis manos.- Tampoco intentes apartarme, ya que eso jamás pasará.-Susurre, acercando mi rostro al de ella. Mi mirada se posicionó en sus labios, esos pequeños y hermosos labios, que tanto me había perdido observando.
Cómo si sintiera mi mirada ella abrió lentamente sus ojos, mirando me fijamente a los ojos. Su mirada se perdió entre mi rostro hasta llegar a mis labios, deteniendo justo en ellos. Cuándo las palabras salieron de su boca, me costó creer que se tratase de ella quien las había articulado.
-Tampoco deseo que lo hagas.-Su voz había sido tan baja, pero tan audible para mis oídos que una especie de sensación recorrí mi cuerpo.
Mi auto control se había desvanecido, y no sabía porque mis movimientos se ejercían solos, y porque mi rostro se aproximaba cada vez más al suyo. Pero sabía que deseaba con todas mis fuerzas besarla, aún que eso significaría romper las reglas a lo profesional. Ella me hacía salir de mis cabales al ser tan cabeza dura, pero también me había perder la cabeza con una simple sonrisa, o con el simple dulce de su olor. Esa mujer lo tenía tan perdido en tan poco tiempo, que se sentía sorprendido el efecto que causaba en él.
Cuando nuestros labios estaban a centímetros de juntarse su voz me detuvo.
-Diego.- Su voz era tan baja que me costaba entenderla.
-¿Si?-Me límite a decir, no tenía intención de parar, pero debía hacerlo si ella así lo quería.
-Me siento..muy..muy mal, creo que voy...-No pudo terminar su oración, cuando siento como su cuerpo se vence cayendo entre mis brazos. De un rápido movimiento tiré hacía arriba de ella para poder tomarla en una mejor posición, acunando la sobre mis brazos, reprochando me una y otra vez lo que estuvo apunto de pasar, y lo mucho que deseaba que eso ocurriera.
°°°
Olivia Vega.
Un fuerte dolor en toda la cien me invadió, mis ojos se sentía tan pesados que me costaba tan siquiera poder abrirlos. Sentía como si mi cuerpo estuviera descomponiéndose. En mi vida volvía a tomar de esa manera, la cruda al día siguiente no era lo mejor para mí.
Sentándo me lentamente sobre mi cama, tomé mi cabeza entre mis manos. Sentía como si me hubiesen dado martillazos sin parar.
Con mucho esfuerzo y pereza camine hacia el cuarto de baño. Necesitaba un baño con urgencia, sentía como el olor del alcohol sobre salía por mis poros. Abriendo la llave del agua, me desprendí de mi ropa entrando a la ducha dejando que el agua recorriera mi cuerpo. Justo ahí, bajo el agua los recuerdos de la noche anterior inundaron mi mente.
Golpes a Eduardo y más golpes a Bianca. Pero eso no fue lo que me sorprendió, si no lo último que mi mente recordaba.
Diego.
Diego.
"Tampoco intentes apartarme, ya que eso jamás pasará."
"Tampoco deseo que lo hagas."
Apreté mis ojos al recordar cada palabra. Su rostro aproximando a mí, para besarme.
Lleve mis dedos hacia mis labios, imaginando sus labios contados míos. Pero eso jamás paso.
Al darme cuenta de cómo mi mente me estaba jugando una mala jugada, aparte mis manos lejos de mi boca.
¿Que carajos me pasaba?
Tirando de mi cabello con frustración me deje caer sobre el piso de la ducha.
Me sentía tan estúpida, me había mostrado tan débil frente a él. No podía permitirme nuevamente hacerlo, me negaba.
No podía echarle culpa al alcohol de mis actos cuando era conciente de ellos. Aún que ese hombre me hiciera perder el control no podía demostrarlo, no frente a él.
Su mirada me hacía sentir un remolino de emociones y cada día me quedaba más que claro que ningúna de ellas se acercaba nisiquiera un poco al odio.
Soltando un largo suspiro me dispuse a salir de la ducha.
No tenía nada claro. Lo único sabía con exactitud era que me estaba volviendo loca.
O él me estaba volviendo loca.
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Sálvame © [Alicia Echeverría]
Romance"El amor es tan loco que te hace cometer hasta el delito más impune, pero también es aquel que te saca del delirio más oscuro de un terrible abismo". A ella le encantaban los retos, pero no ser retada. Le encantaba ser el centro de atención, pero o...