chapter 1

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Nacido un diez de diciembre, con la sangre en todo mi cuerpo, siempre manchado de ese color, como nombre decidieron ponerme Dominick aunque a lo que acababan de dar vida era al mismo demonio.

Hablar de mi Infancia es algo aburrido, jugar, ir a casa de mis abuelos algo que suele hacer un niño a esa edad, aunque todos tenemos una infancia diferente en que se puede diferenciar la mía? El sabor exquisito de la carne. Lo que más recuerdo y me gusta de mi infancia son los conejos que siempre corrían por nuestro jardín su piel blanca y suave siempre se me a echo relajante y porque la gente debe matar a los animales? Supervivencia dicen, pero todo es una mentira.

Mi cuarto era de color blanco, con una cama y poco más algo sencillo y puro para mi, siempre estaba repleto de papeles por mi, papeles donde escribía mis poemas que a día de hoy sigo escribiendo la gente se los toma como algo tetrico pero, siempre explicamos la verdad en nuestros poemas no?.

Otra cosa que viene a mi mente al pensar en mi infancia es la perfección, un orden, un orden en mi vida y en todo, orden para ducharse, cenar, comer, leer, escribir incluso si tenías una adición tendría que seguir algún horario. La perfección era algo importante en mi familia.

Pero el orden se esfumó el día que mi madre decidió irse de este mundo, mi padre decía que ahora estaría con dios pero quién es dios? El puede decidir arrebatarte la vida y mandarte con el? Entonces porque si yo lo hago soy un asesino, yo soy dios.

El cuerpo pálido de mi madre estaba en el suelo de nuestro precioso jardín, el verde del suelo resaltaba en su piel, me senté en el suelo y mi padre caminó hasta ella recuerdo la hora exacta 22:00, cortó su brazo, luego el otro y así sucesivamente con todo su cuerpo salpicando con la sangre de mi madre.

-tu madre quería ser comida por nosotros -

¿Qué podía decir?

-Vale -

Unas palabras de un crío esperando que su madre fuera cocinada, pensé que era una manera de tenerla más cerca.

Pero al probar su sabor, ese sabor, joder era magnífico porque los demás no podían tener su sabor? Relami mis dedos donde tenía su sangre, una comida exquisita una de las mejores que probé.

Antes de irme a dormir le deje un poema dándole las gracias por su exquisito sabor.

Gracias por tu sabor,
Por brindarme tu amor,
Por tu delicada sangre,
Gracias por ser mi madre.

DominickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora