La imaginación de Leorio presenta...

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Nota: Esto es un "borrador" yo qué sé. Creí que sería un desperdicio eliminarlo de mis documentos sin compartirlo un poquito. Me costó mi churro redactarlo xD. Así que sería feo desperdiciar.

:3 Críticas respetuosas se valen. Quisiera escribir más delante algo sucio de verdad jaja. Hoy que volví a leer esto, me di cuenta de algo, es muy difícil :c

Ahhh, igual se supone que todo está visto desde la perspectiva de Leorio, pero, mil disculpas si se me fue mal por ahí o por allá.

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Me sentía tan mal, mi corazón se ahogaba, la tormenta de angustia que me corroía lo sepultaba todo con sus aguas de averno.

Deseaba que mi cabeza se detuviera, que ya no rodara más.

Y es que, dicen que cuando uno está de frente a la última etapa, cuando uno cae de lleno en la mierda esa que acaba con tu vida, o en este caso, con la de alguien más. Tu cabeza se llena de nostalgia y rebobina con descaro los hechos más significativos de tu existencia.

En fin. Estoy tomando la mano de Kurapika mientras mi mente me jode más y más, la gravitación atrayendo recuerdos. Pensamientos que tiran de mi yo perceptible e intangible.

Respiraciones superficiales que me abruman. ¡Maldito tipo!, incluso antes de menoscabarse, en su último suspiro nos atacó.

Yo era el objetivo ¡joder!

Sin embargo. Debo tranquilizarme. Perder la cordura no serviría de nada en una situación como esta.

Mis desabridos y estériles labios pronunciarán las palabras que deseo declamar.

Sólo para ti. Embriagando tus oídos con el poco licor liviano implícito en mi juicio.

Suspiro.

Cierro los ojos.

Oscuridad.

...

Esperé hasta que mis pupilas se acostumbraron a la luminiscencia.

¿Sol de playa?

Arena caliente calcinando mis pies. Parpadeo para ajustar la imagen.

Con suaves brincos me muevo con la intención de rebuscar la sombra más cercana.

Dejo ir un respiro de alivio. Se dispersa.

Ojos marrones, dedos trenzándose con mi mano.

"¿Kurapika? ¿¡Qué demonios!?"

"¿Estoy muerto?"

"Acaso..."

-Tú... ¡espera un momento ahí! – te llamo. Tiró delicadamente de ti.

"Para de arrastrarme a tus pies."

- ¿Y ahora en dónde estamos? -giro sobre mi propio eje, explorando, indagando -¿Qué diablos hacemos en este lugar? – pregunto y me miras sin responder -¿No piensas dirigirme la palabra? – con tu mano conquistas la mía con más fuerza -¿Kurapika...? – disminuye mi voz.

Tus labios se curvan de forma inusual.

Jamás habías sonreído así.

Con descaro.

Supongo que cerré la puerta.

Tus labios me robaban el aire.

Tu boca es suave como una brisa veraniega. El lóbulo de tu oreja es fino, capullo de una flor. Mordí y lamí dentro de tu oído. Tu boca se abrió, invitando a uno de mis dedos. Lamiste, la humedad me incitó a colar otro dedo y luego otro más. No moví mi mano un milímetro, para que tú hicieras lo que quisieras con ella. Ese movimiento de adentro hacia afuera, tu obstinada oscilación me mantuvo embelesado por un buen tiempo.

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